domingo, 23 de octubre de 2011

Nuevos escenarios

Al comenzar el último trimestre del año se da inicio al cierre del ejercicio de este 2011, ya sea en el estamento público o en el privado, principia la carrera para aprobar la ley de presupuesto público que regirá al país en el venidero 2012 y también comenzamos a sacar nuestras cuentas. Empieza la revisión de la agenda anual a objeto de verificar lo que hemos cubierto o cumplido y lo aun que tenemos pendiente.
Pero este principio del fin del año, implica darle respuesta a interrogantes como¿Estos nuevos tiempos, son los que vendrán o los que estamos viviendo?, ¿Debemos seguir hablando del nuevo siglo y el nuevo milenio cuando ya ha transcurrido la primera década y nos adentramos aceleradamente en la segunda?, ¿Cómo debe ser la gerencia de los nuevos tiempos?, ¿El nuevo modelo gerencial, no será ya obsoleto?, ¿Las demandas de la sociedad del futuro no comienzan a ser vistas como un cliché ya refrito?
Dios mío, cuantas interrogantes por resolver y aun nos queda pendiente el mes de noviembre y el de diciembre y además llevar a la práctica lo que durante este tiempo hemos escrito y que como aún es teoría comienza a sentirse como irrealizable, ya que la terrible realidad nos exige cada día más, sin haber finalizado los proyectos en marcha. ¿Será esto, un atisbo de ineficiencia o una muestra de la velocidad del mundo actual?, ¿Estarán bien nuestros relojes o la velocidad del día lo hace cada vez más corto?, ¿estaremos envejeciendo más rápido o se le demanda más a nuestro intelecto?
Lo cierto ante esta avalancha de interrogantes, muchas de ellas sin respuesta posible por la incapacidad para administrar el sinnúmero de tareas pendientes frente a la agobiante y excesiva demanda de nuevos requerimientos, nos obliga a pensar y a meditar dentro de las limitantes de la disponibilidad de ese preciado e indefinible bien como lo es el tiempo, pero también nos obliga a entender lo difícil que es y será en los próximos meses o años, llevar adelante y de manera exitosa, los procesos formativos en las distintas áreas del saber, pero sobre todo en lo gerencial.
Esta atosigante realidad, deja al descubierto las carencias del mundo docente en materia de actualización y preparación para dar respuesta oportuna a los requerimientos de este mundo cada vez más hostil, globalizado y competitivo, pero imposible de satisfacer en sus apetencias industriales, societales y personales. Cada vez se requieren mayor cantidad de recursos naturales, materiales y financieros y un nuevo perfil de talento de humano. No terminamos de definir un perfil y ya aparecen en el horizonte nuevos requerimientos que obligan a revisar lo que aun no hemos culminado y así sucede con los trabajos doctorales, cuando creemos que nos acercamos al final, ya se hace necesaria su revisión y adecuación y de la misma manera en todos las áreas, campos y especialidades en una interminable orgia de demanda de saberes y conocimientos, unos más duraderos y otros más sensibles a la obsolescencia prematura.
En este mismo orden de idea, la pregunta obligante en materia gerencial, de modelos y postulados es: ¿seguimos avanzando o es el momento de parar para consolidar lo que se tiene hasta el momento, aplicar, reevaluar y redefinir, o por el contrario, es el momento de volver a los orígenes y proceder a la refundación?
A estas interrogantes debemos darle respuesta de manera ingente, con muchísima creatividad y firmeza, con mucho aplomo académico y pragmático para entender que el reloj debe desacelerar su ritmo, el humano volver a los criterios de calidad de vida y las empresas a su rentabilidad y competitividad basadas en sus propios y reales objetivos y no en una competencia desigual y por tanto desleal en ocasiones. Desigual porqué no todas tiene como objetivo competir en los mercados internacionales y desleal porqué las misiones y visiones compartidas no se están cumpliendo, ya que una vez definidas, pasan a ser simples escritos, porque la concepción para su sobrevivencia cambia día a día y en este devenir, se sigue ignorando la responsabilidad social, se sigue destruyendo al planeta y se sigue devorando al talento humano, ese que no puede desarrollarse individualmente a la misma velocidad que la vorágine asociativa marca como ritmo irrefrenable para las empresas de clase mundial.
Hemos entendido la necesidad de basar el desarrollo en equipos transdisciplinarios y de altísimo rendimiento, pero no hemos visto, que el desarrollo de las competencias individuales va por el canal lento, mientras que las demandas de esos equipos va por la vía rápida o por el VAO. Esto hace transcompleja la situación y con ella nuestra realidad, ya que proveer respuestas oportunas comienza a escapar de la realidad del proceso educativo. En este sentido, vemos que se revisan los contenidos curriculares, se adecuan y cuando comienzan a ser administrados, los participantes inician los procesos de objeción, por no encontrarlos acordes a los tiempos que se viven.
Surge allí el reto, la universidad tradicional no está preparada para afrontarlo y mucho menos para darle respuesta, y con esto no se descalifica a esas instituciones, las cuales nos formaron y forjaron en sus aulas, pero la velocidad de respuesta producto del aparataje burocrático, no permite diseñar ni desarrollar respuestas a estos requerimientos, por lo que surge la antropogogía como apoyo a la andragogía, la cual a su vez se convierte en la base fundamental para un modelo educativo más expedito en su adecuación, que permita al adulto sicológicamente maduro, aprender a aprender y aprender para toda la vida y esto pasa a ser una necesidad innegable, hasta para los más connotados resistentes al cambio dentro del  mundo educativo.
Instituciones alternativas como el CIDEC, se encuentran mejor preparadas para afrontar esta situación y hacerlo además con mucho éxito, aunque no las tenga del todo fácil, ya que el proceso académico y la selección de los facilitadores se torna en un proceso complejo y delicado, porque los perfiles académicos y su conjugación con lo laboral, debe ser tarea prioritaria para lograr el producto esperado y allí reside el secreto del éxito, secreto que ya no es tal, sino proceso que pasó a ser público, para lograr la transparencia que el mismo demanda a objeto de satisfacer a las partes involucradas y lograr el modelo ganar, ganar-ganar, ya que debe entenderse el negocio, la necesidad de los participantes, las demandas de la sociedad y el hecho educativo como tal y a estos actores educativos, que deben interrelacionarse de forma armónica, coherente, alineada y sinérgica para el logro del objetivo.
El alcance del éxito no va a ser tarea fácil, pero la calidad, calidez, disposición y actualización permanente del talento humano que conforma al CIDEC, el apoyo de los cuadros directivos y el soporte tecnológico disponible y las alianzas estratégicas logradas, presagian nuevos y buenos tiempos para la institución, para el país y para los que activamente participamos en este sueño.