Al comenzar el último trimestre del año se da
inicio al cierre del ejercicio de este 2011, ya sea en el estamento público o
en el privado, principia la carrera para aprobar la ley de presupuesto público
que regirá al país en el venidero 2012 y también comenzamos a sacar nuestras
cuentas. Empieza la revisión de la agenda anual a objeto de verificar lo que
hemos cubierto o cumplido y lo aun que tenemos pendiente.
Pero este principio del fin del año, implica
darle respuesta a interrogantes como¿Estos nuevos tiempos, son los que vendrán
o los que estamos viviendo?, ¿Debemos seguir hablando del nuevo siglo y el
nuevo milenio cuando ya ha transcurrido la primera década y nos adentramos
aceleradamente en la segunda?, ¿Cómo debe ser la gerencia de los nuevos
tiempos?, ¿El nuevo modelo gerencial, no será ya obsoleto?, ¿Las demandas de la
sociedad del futuro no comienzan a ser vistas como un cliché ya refrito?
Dios mío, cuantas interrogantes por resolver y
aun nos queda pendiente el mes de noviembre y el de diciembre y además llevar a
la práctica lo que durante este tiempo hemos escrito y que como aún es teoría
comienza a sentirse como irrealizable, ya que la terrible realidad nos exige
cada día más, sin haber finalizado los proyectos en marcha. ¿Será esto, un
atisbo de ineficiencia o una muestra de la velocidad del mundo actual?,
¿Estarán bien nuestros relojes o la velocidad del día lo hace cada vez más
corto?, ¿estaremos envejeciendo más rápido o se le demanda más a nuestro
intelecto?
Lo cierto ante esta avalancha de interrogantes,
muchas de ellas sin respuesta posible por la incapacidad para administrar el sinnúmero
de tareas pendientes frente a la agobiante y excesiva demanda de nuevos
requerimientos, nos obliga a pensar y a meditar dentro de las limitantes de la
disponibilidad de ese preciado e indefinible bien como lo es el tiempo, pero también
nos obliga a entender lo difícil que es y será en los próximos meses o años,
llevar adelante y de manera exitosa, los procesos formativos en las distintas
áreas del saber, pero sobre todo en lo gerencial.
Esta atosigante realidad, deja al descubierto
las carencias del mundo docente en materia de actualización y preparación para
dar respuesta oportuna a los requerimientos de este mundo cada vez más hostil,
globalizado y competitivo, pero imposible de satisfacer en sus apetencias
industriales, societales y personales. Cada vez se requieren mayor cantidad de
recursos naturales, materiales y financieros y un nuevo perfil de talento de
humano. No terminamos de definir un perfil y ya aparecen en el horizonte nuevos
requerimientos que obligan a revisar lo que aun no hemos culminado y así sucede
con los trabajos doctorales, cuando creemos que nos acercamos al final, ya se
hace necesaria su revisión y adecuación y de la misma manera en todos las áreas,
campos y especialidades en una interminable orgia de demanda de saberes y
conocimientos, unos más duraderos y otros más sensibles a la obsolescencia
prematura.
En este mismo orden de idea, la pregunta
obligante en materia gerencial, de modelos y postulados es: ¿seguimos avanzando
o es el momento de parar para consolidar lo que se tiene hasta el momento,
aplicar, reevaluar y redefinir, o por el contrario, es el momento de volver a
los orígenes y proceder a la refundación?
A estas interrogantes debemos darle respuesta de
manera ingente, con muchísima creatividad y firmeza, con mucho aplomo académico
y pragmático para entender que el reloj debe desacelerar su ritmo, el humano
volver a los criterios de calidad de vida y las empresas a su rentabilidad y
competitividad basadas en sus propios y reales objetivos y no en una
competencia desigual y por tanto desleal en ocasiones. Desigual porqué no todas
tiene como objetivo competir en los mercados internacionales y desleal porqué las
misiones y visiones compartidas no se están cumpliendo, ya que una vez
definidas, pasan a ser simples escritos, porque la concepción para su
sobrevivencia cambia día a día y en este devenir, se sigue ignorando la
responsabilidad social, se sigue destruyendo al planeta y se sigue devorando al
talento humano, ese que no puede desarrollarse individualmente a la misma
velocidad que la vorágine asociativa marca como ritmo irrefrenable para las
empresas de clase mundial.
Hemos entendido la necesidad de basar el
desarrollo en equipos transdisciplinarios y de altísimo rendimiento, pero no
hemos visto, que el desarrollo de las competencias individuales va por el canal
lento, mientras que las demandas de esos equipos va por la vía rápida o por el
VAO. Esto hace transcompleja la situación y con ella nuestra realidad, ya que
proveer respuestas oportunas comienza a escapar de la realidad del proceso
educativo. En este sentido, vemos que se revisan los contenidos curriculares,
se adecuan y cuando comienzan a ser administrados, los participantes inician
los procesos de objeción, por no encontrarlos acordes a los tiempos que se
viven.
Surge allí el reto, la universidad tradicional
no está preparada para afrontarlo y mucho menos para darle respuesta, y con
esto no se descalifica a esas instituciones, las cuales nos formaron y forjaron
en sus aulas, pero la velocidad de respuesta producto del aparataje
burocrático, no permite diseñar ni desarrollar respuestas a estos
requerimientos, por lo que surge la antropogogía como apoyo a la andragogía, la
cual a su vez se convierte en la base fundamental para un modelo educativo más
expedito en su adecuación, que permita al adulto sicológicamente maduro,
aprender a aprender y aprender para toda la vida y esto pasa a ser una
necesidad innegable, hasta para los más connotados resistentes al cambio dentro
del mundo educativo.
Instituciones alternativas como el CIDEC, se
encuentran mejor preparadas para afrontar esta situación y hacerlo además con
mucho éxito, aunque no las tenga del todo fácil, ya que el proceso académico y
la selección de los facilitadores se torna en un proceso complejo y delicado, porque
los perfiles académicos y su conjugación con lo laboral, debe ser tarea
prioritaria para lograr el producto esperado y allí reside el secreto del
éxito, secreto que ya no es tal, sino proceso que pasó a ser público, para
lograr la transparencia que el mismo demanda a objeto de satisfacer a las
partes involucradas y lograr el modelo ganar, ganar-ganar, ya que debe
entenderse el negocio, la necesidad de los participantes, las demandas de la
sociedad y el hecho educativo como tal y a estos actores educativos, que deben interrelacionarse
de forma armónica, coherente, alineada y sinérgica para el logro del objetivo.
El alcance del éxito no va a ser tarea fácil,
pero la calidad, calidez, disposición y actualización permanente del talento
humano que conforma al CIDEC, el apoyo de los cuadros directivos y el soporte
tecnológico disponible y las alianzas estratégicas logradas, presagian nuevos y
buenos tiempos para la institución, para el país y para los que activamente
participamos en este sueño.