lunes, 23 de noviembre de 2015

EL CHISME COMO PARTE DEL MODELO COMUNICACIONAL

A lo largo de la historia y desde que el hombre se conoce sobre la faz de la tierra, ha buscado comunicarse con sus semejantes y dejar plasmada su historia, de allí, que entonces haya inventado diferentes formas y modelos comunicacionales y uno de ellos, deformante la mas de las veces es el chisme. Este puede ser considerado como: un rumor novedoso que con malicia y picardía se da a conocer, y genera malos entendidos, habladurías y comentarios insidiosos.
Es considerado por algunos autores como una actividad narrativa de la conversación a la cual se dedican por igual hombres y mujeres. Si bien parece inofensivo, los chismosos no pueden mantener un secreto, les gusta contar y saber intimidades ajenas, son entrometidos, y buscan protagonismo haciendo comentarios sobre la vida de terceros, por lo cual son personas que deberían cambiar esta actitud que es un defecto, y puede ocasionar problemas sociales.
El origen etimológico de la palabra chisme no es preciso. Para Joan Coromidas parece proceder del latín “cimex” = “chinche; en el sentido de cosa poco importante. Para Mateos Muños y Malkiel deriva del latín “schisma” en el sentido de división, pues con los chismes se intentan propagar informaciones verdaderas o falsas, que el protagonista del chisme quiere mantener en secreto.
Nuestros diccionarios relacionan el término chisme con la palabra latina schisma –división, separación – (DRAE, 1984), o con cimex: chinche (DRAE, 2002). En cualquier caso, no hay nada positivo en su definición: Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna.
Según Dunbar, 2004; Davis & McLeod, 2003, el lenguaje se desarrolló en íntima relación con la cháchara y el parloteo que son el nicho natural del chisme. La palabra chisme ostenta un uso frecuente en nuestro idioma y es el término que empleamos mayormente para referirnos a aquella murmuración o cuento que existe alrededor de alguna cuestión o de alguien. Cabe destacarse que puede tratarse de una información verdadera, es decir, comentar algo que es absolutamente cierto, o en su defecto, el chisme puede tener la intención de promover una noticia falsa con la clara misión de afectar a alguien o a algo, según corresponda. (Tomado de ABC http://www.definicionabc.com/general/chisme.php)
Chismear se asocia al brollo, a enredar, intrigar, calumniar, murmurar y enmarañar y de acuerdo a la Biblia "el que chismea revela secretos" en el sentido de contar situaciones o hacer del conocimiento público circunstancias que pueden dañar a las personas involucradas.
Cuando se "mete un chisme" usualmente es para hablar de algo no convencional o prohibido en lo que ha incurrido alguien. Así se habla que tal o cual cónyuge le fue infiel a su pareja, o de las supuestas fallas de un compañero de trabajo o de la vida íntima de artistas, personalidades, jefes o autoridades.
Los chismes pueden causar verdaderas catástrofes, causar confusión, malos entendidos, destruir vidas, separar parejas, familias y amigos; son causa de peleas, odios, rencores y resentimientos; sin embargo, algunas personas se recrean diseminado chismes, conscientes o no del mal que pueden provocar.
Sin importar lo malsano y dañino que resulte, a la gran mayoría le gusta escuchar como hipnotizado las noticias escandalosas de los programas de chismosos que pululan en televisión, gente que se regodea y se burla de los indecorosos que exponen su privacidad sin pensar que se convierten en el blanco de todos ellos, por el sólo hecho de adquirir notoriedad, salir en la primera plana de las revistas y hacerse famoso a cualquier costo.
El chisme se propaga rápidamente pero su origen es incierto y muchas veces es falso, creado para obtener un propósito generalmente espurio. Al diseminarse también sufre una transformación y se vuelve más sucio y escabroso, porque es como el agua que corre por terreno pantanoso, se contamina, se vuelve turbia y más oscura.
La forma mas tradicional de conocer chismes es escuchando conversaciones ajenas, de allí que podamos entonces considerar al chisme como un comentario infundado generalmente constituido por una serie de mentiras que tal vez llegarán a perjudicar a uno o varios individuos, dependiendo de la intención de quien, o quienes, lo genera.
La estructura del chisme la conforman: el chismoso, el receptor de la habladuría  y la víctima de quien se habla de forma negativa y sin fundamentos. El chismoso, quien lo genera, suele saber poco acerca de la victima y puede experimentar sentimientos de venganza y en algunas ocasiones, de envidia. La víctima generalmente desconoce la actuación del chismoso y por ello es sorprendida en su buena fe por la información revelada. Lo sorprendente es que acerca de esta actividad tan humana, no existe una postura oficial de la psiquiatría o de la sociología aún cuando estamos conscientes que se ha convertido en una patología excesivamente dañina.
La gente que inventa un chisme proyecta inseguridad, ve como rivales a todos los que lo rodean, por lo que tiene serios problemas de integración social o moral y esto es sinónimo de carencia de valores y principios. De cualquier manera, el chisme es una forma de comunicación que está vigente, y que puede ir desde una simple crítica hasta la invención de toda una historia en torno a un sujeto determinado. Es decir, se juega también a intentar cambiar la realidad.
El chismoso o la chismosa es una persona que padece gran angustia e inseguridad, lo cual la impulsa a agredir, ya que en su mente se forman sinnúmero de fantasías destructivas: “Todos están en tu contra porque no vales nada”, “daña antes de que te dañen”, “no merece lo que tiene, tú deberías tener ese cargo” y “¿si no eres feliz, porqué los demás si deben serlo?”.
Por estas razones permanentemente se encuentra en estado de alerta, maquinando e inventado nuevos chismes, pues manifiesta temor a que los ataques que ha lanzado le sean devueltos.
El objetivo del chismoso es reproducir la noticia, regarla como pólvora y formar parte del “teléfono descompuesto”, ya que cada receptor le agrega datos y transforma según sus intereses y luego la vuelve a emitir.  Para esto, a los chismosos no les importa si el individuo perjudicado sufre, si le causa algún problema, ya que sólo le interesa formar parte de un cable que tiene la capacidad de transmitir algo.
Por tanto, convivir con una persona con estas características es realmente difícil, pues en primer lugar se muestra como amiga (o), por lo que no siempre se sabe por dónde ni en qué momento va a “bombardear” con sus chismes.
Para algunos, el chisme, en sus orígenes paleolíticos, se utilizaba como cháchara destinada a mantener la paz entre los miembros de la tribu, que se entretenían arrojando palabras malsanas en lugar de las lanzas injuriosas.
Como sucede con el rumor o con el chisme, vistos estos como conceptos intercambiables, cualquier comunicación puede ser compendiada de seis maneras: por su fuente, por su contenido, por su proceso de difusión, por el medio a través del que se difunde, por el tema y por la naturaleza de sus efectos.
En sus orígenes, la palabra chisme (ragot), guardaba una referencia con la fuente y con el efecto de una comunicación: un ragot es un gruñido emitido por un jabalí. Los chismes son historias de baja estofa, que lindan con la calumnia y la difamación.
El problema de los chismosos es que no saben ni pueden contenerse ante las ansias de manejar el poder de la información, la cual, la mas de las veces es errónea o no ha sido validada ni confirmada, pero la necesidad malsana de impactar, haciendo ver que son poderosos por el manejo de la información, ya sea en la empresa o en el ámbito socio familiar que le rodea, les lleva a afirmar cosas o situaciones que generalmente comprometen a otra persona, sin tener en cuenta el daño moral que acarrean con su accionar.
Nicholson (2001) sostiene que el chisme va más allá del habla ociosa, que es la manera en cómo organizamos el mundo en tanto animales sociales. Dice también el autor que la necesidad del chisme y el rumor es un instinto que el hombre moderno ha heredado desde la Edad de Piedra. En esa época –dice el autor – era vital recoger información sobre dónde se encontraba el alimento, quién era el jefe de la caza etc. Hoy en día no es diferente: “La gente crea rumores cuando no está segura y necesita rellenar ciertos vacíos de información... La gente chismea para crear una red social e incluirse a sí mismos en ese círculo, para adjudicarse a sí mismos la ventaja de estar en el “grupo correcto”
Para Víctor Hugo Manzanilla, las organizaciones son imperfectas, sin importar si es una pequeña empresa, una iglesia, un grupo sin fines de lucro o una multinacional, todas las organizaciones están formadas por personas y las personas somos imperfectas.
Ahora bien, existen ciertas actividades que pueden dañar una organización profundamente y como tal, deben tratarse con la importancia que el caso merece. En su opinión, existe una actividad que es muy satisfactoria pero a la vez inmensamente negativa y esta actividad es el chisme.
El chisme es simplemente el hecho de hablar de la situación de otra persona con alguien que no tiene ninguna forma de influir para mejorar dicha situación.
Las consecuencias que trae el chisme son profundamente negativas:
1 – Baja la moral de la organización: Las personas en vez de hablar sobre la visión y metas de la organización teniendo una mirada en el futuro, tienen la mirada en el chisme.
2 – Aleja el talento: Los grandes líderes no son chismosos. ¿Quieres alejar el buen liderazgo de tu organización? Fomenta el chisme.
3 – Hace a las personas improductivas: El chisme es parecido a las drogas. Las personas se hacen adictas e invierten innumerables horas productivas en el mismo.
Todo esto se traduce en la disminución del potencial de tu organización. Si tu organización es con fines de lucro, el chisme te cuesta dinero.
Existen organizaciones que se toman el aspecto del chisme muy en serio. Por ejemplo, Dave Ramsey, el presentador de radio que lidera una gran  organización dedicada a ayudar a las personas a tener control de sus finanzas, comenta que en su empresa si te escuchan promoviendo el chisme estás automáticamente fuera de la organización. Sin importar lo talentoso que puedas ser. Él es celoso de la cultura de su organización y no puede arriesgar a perder lo que con tanto esfuerzo ha construido.
El chismoso dentro de la organización. Esto se ha convertido en un clásico, esta persona se dedica a revelar información, en la mayoría de los casos irrelevante pero dañina, sobre otros compañeros. Suele ser el candidato ideal a convertirse en el 'espía oficioso' de los jefes o supervisores que creen necesitar de esta figura. ¿Cómo se debe actuar con él? Reuniéndose con él en privado y cuestionándole directamente sobre si mantiene esa actitud para hacer daño a los compañeros. Instándole también a que realice esos comentarios a la persona criticada.
Para muchos los chismes de oficina son parte de un tipo de violencia en el ambiente de trabajo, algo así como “violencia laboral”. Aunque para muchos este apelativo sea demasiado drástico, lo cierto es que este tipo de comportamiento no hace otra cosa más que destruir vidas, carreras y personas en muchas formas.
En la mayoría de las empresas se deja muy en claro a los empleados lo indeseable de este comportamiento ¿Por qué? Porque lo que para muchos puede ser un “comentario” para otros puede ser un ataque y para el ambiente laboral una agresión fatal, pues genera desconfianza entre los colegas, lo cual merma la productividad y moral del equipo. Son pocas las personas que se mantienen “ajenas” a las habladurías del resto, pero quienes lo logran por lo general no se detienen en estupideces y salen adelante sin detenerse o empantanarse desprestigiando a los demás.
El chismoso es una persona que constantemente habla mal de absolutamente todo el mundo que lo rodea también hará lo mismo contigo, no eres la excepción, por eso las personas chismosas que siempre encuentran el lado negativo de cada situación y la usan para crear rumores son de mucho cuidado, y con ellos NO DEBES compartir información muy personal, delicada o que no pueda ser divulgada, pues en este caso los estragos pueden ser mayores.
La personalidad del chismoso es extraña, siempre se muestra risueño, quizás es parte de su arma de convencimiento, y por otro lado debe ser por el deleite que le produce la murmuración y conocedor de su maldad, se cuida mucho que hablen de él, ya que vive con el temor que se repita con él, lo que hace con los demás delante de ellos y quien le ha prestado oído, después haga lo mismo de él.
Para Becky Krinsky, las personas entrometidas le quitan luz al mundo. Son seres cobardes que hablan a espaldas de las personas por lo que ellas ni siquiera se pueden defender y en muchos casos, no se llegan a enterar por qué y para qué se han metido a hablar de ellos. De hecho, son un riesgo y un peligro, tanto para su propia comunidad como para las personas de las cuales hablan y a quienes lastiman.
No hay palabras que puedan describir el daño y el dolor que estas personas causan. De hecho, una persona metiche o chismosa se puede comparar con una víbora venenosa que ataca a su víctima – la envenena sólo para dejarla morir sola. Lo peor es que la serpiente sólo impregna su veneno, sin ella obtener benéfico de su acción.
Es fácil reconocer a una persona chismosa y metiche. Estas son personas que les gusta hablar de todo lo que conocen, escuchan o inventan. Dan su opinión, juzgan, critican y sobretodo, se concentran en los defectos y en todos los aspectos obscuros de las acciones, convirtiendo en charlas negativas, situaciones que no tenían nada de malo. Tornan los comentarios naturales en declaraciones comprometedoras y las sazonan con un toque de maldad y un poco de morbosidad.
Estas personas disfrutan al degradar a sus víctimas. Es casi como si al hablar mal de otros, ellos se pudiesen colocar en una mejor posición emocional, logrando sentirse mejor de sí mismos. Un consuelo temporal, irreal y perverso.
A pesar que los hombres siempre se quejan de la lengua viperina de las mujeres, también gustan del chisme, pues no es necesario quebrarse la cabeza para saber de qué hablan con los amigos, por ejemplo: “Ya tuve relaciones con ella”, “me dijo que soy el mejor en la cama”, “se nota que ha tenido muchos amantes”, “no me la puedo quitar de encima” y lo que pasa es que generalmente emiten este tipo de opiniones cuando han sido rechazados y en venganza quieren desacreditar a la mujer que los “desairó” o al hombre que le es competencia.
Así podemos ver que el chisme no tiene género ni predilección en cuanto a la persona que lo emite. Todos estamos a merced del chisme ya sea como emisores del mismo o como perjudicados por su efecto. Es algo propio e innato de los humanos y desde que bajamos de las ramas y nos enderezamos forma parte del modelo comunicacional. Ha sido imposible a lo largo de la historia erradicarlo del día a día. No se logró ni por el hecho de haber sido condenado a través de la Biblia y por tanto se ha enraizado en todas las generaciones, de allí que debemos prepararnos y preparar a las nuevas generaciones para convivir con él y no morir en el intento de salir bien librados de la batalla entre el bien y el mal que generalmente representan el chisme y el chismoso.
A modo de conclusión y como una de muchas formas que tenemos para defendernos de los chismosos, presento la prueba del triple filtro que según las escrituras le ha sido atribuida al gran filósofo griego Sócrates de Atenas.
Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:
¿Sabes Sócrates lo que acabo de escuchar sobre uno de tus discípulos?
Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen, yo lo llamo la prueba del triple filtro.
¿Triple filtro?
Correcto -continuó Sócrates-. Antes que me hables sobre mi discípulo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decirme, es por eso que lo llamo la prueba del triple filtro.
El primer filtro es la verdad
¿Estás absolutamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?
No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y…
Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
El segundo filtro, es el filtro de la bondad
¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
No, por el contrario…
Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro que sea cierto.
El tercer filtro es el de la utilidad
¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
No, la verdad es que no.

Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, entonces ¿para qué querría saberlo?