martes, 20 de diciembre de 2011

BALANCE


Cierra este 2011 y corresponde hacer el balance. Como toda organización, los seres humanos en nuestra fase productiva nos comportamos como una de ellas y debemos resumir los logros y los pendientes para el próximo año a objeto de establecer prioridades en la planificación. El año no fue fácil, ni en lo económico, político, profesional, ni ambiental. Elementos extraños enrarecieron todos estos ambientes y hubo necesidad de capear esos temporales para lograr los éxitos esperados.

El país se enrumba a un ¿crecimiento económico? según personeros del gobierno, pero vemos que las cifras correspondientes al desempleo y la producción nacional en nada se parecen a lo esperado por un país con la inmensidad de recursos como el nuestro. Por otro lado la enfermedad del Presidente ha sido factor de perturbación en el mundo político y el 2012 ya a la vuelta, como año bisiesto y electoral, se presta para varias contiendas, tales como las primarias y las presidenciales. ¿Qué nos deparará?, la incertidumbre como factor corrosivo realiza perfectamente su trabajo.

En cuanto a lo académico en el CIDEC, se realizó el cambio del modelo en cuanto a la duración y contenido de los distintos programas. Algunas voces agoreras profetizaron la derrota del cambio, otros apostamos al éxito y los resultados nos dan la razón. La cantidad de nuevos cursos y la necesidad de postergar algunos para este 2012, hablan por sí mismos del logro obtenido en esta materia.

Al asumir la Coordinación Académica, sabía que el trabajo iba a ser duro y efectivamente así lo fue. La resistencia al cambio de factores endógenos y exógenos fue factor crítico en la lucha que hubo de desarrollarse. Sin enfrentamientos, pero con mano firme y paso seguro, en compañía de mi compañera en estas lides, la Dra. Zuleima Izzo, y con al apoyo de la directiva, encabezada por el Dr. Albarrán, afrontamos todos los percances y fuimos avanzando para convertir la resistencia en aliada y lograr finalmente los objetivos previstos.

Quedan cosas pendientes, atender solicitudes para llevar nuestros estudios a otras regiones del país, ávidas por contar con oportunidades para la gente que allí mora o labora, sectores con dificultades para asistir de manera regular a sesiones de clase como lo son los marinos mercantes, con quienes estamos en mora. Mejorar nuestros sistemas administrativos y de atención a nuestros usuarios, entre otras cosas, pero cada una de ellas va a ser atendida en la oportunidad propicia para tal fin.

Pero también se avanzó en los programas doctorales y el mes de diciembre 2011, nos encontró con la graduación de la primera cohorte doctoral, de la cual me honro pertenecer. Fueron muchos los obstáculos que debimos sortear, en compañía de mis compañeros de equipo: Elvira Sánchez y Horacio Vargas, a quienes agradezco públicamente el esfuerzo hecho para alcanzar la meta, así como a mis compañeras doctorandos: Zuleima Izzo y Edit López, quienes con sus comentarios y aportes críticos, enriquecieron el producto final.

En este punto, viene a la mente un comentario de Eloy Albarrán, quién en una magistral conferencia, expresó que al finalizar una etapa de formación como esta que llevábamos a cabo, debíamos sentirnos distintos, si habíamos hecho bien las cosas y alcanzado los objetivos y desde ese momento, comenzó la duda: ¿al finalizar este doctorado, en realidad somos distintos o seguimos siendo iguales pero con otro grado académico?

Al inicio, el escepticismo ganaba la batalla, ¿Por qué un simple título debía cambiarnos la vida?, pero a medida que el tiempo pasaba, se acentuaba la razón. El compromiso que se adquiere al obtener un nuevo grado académico es muy grande, pero esto solo lo percibimos en la misma medida en que maduramos nuestro pensamiento y razonamiento y logramos entender la responsabilidad que sobre nosotros recae. Responsabilidad para con la ciencia y el conocimiento, con el país, la familia, los amigos y sobre todo, con aquellos que la diosa fortuna ha permitido que se nutran de nuestra guiatura en las aulas o fuera de ellas.

El margen de error es cada vez menor, pues cada vez estamos más expuestos a la vida pública ya que somos modelo para muchas de esas personas y nuestras acciones serán juzgadas si no se compadecen con nuestras prédicas en las aulas, foros, conferencias o videoconferencias. Cada vez tenemos mayor responsabilidad, no solo por lo que somos, sino por lo que representamos.

Antes no lo había pensado, pero qué grande es formar parte de la I cohorte doctoral del convenio CIDEC – CIU, y esta grandeza es en todos los sentidos y responsabilidades, y ahora si se siente la diferencia. La necesidad de ser más ponderados en nuestro accionar y más humildes en nuestro sentir, nos lleva o nos debe llevar a actuar con mayor responsabilidad en todos los ámbitos de nuestro accionar. Muchos ojos están siguiendo nuestro desempeño y aún cuando no nos guste, seremos juzgados.

Ahora se siente el ser distinto y podemos decir que es el fruto de todas las discusiones sostenidas en las aulas y fuera de ellas, con nuestros facilitadores, compañeros y participantes, con aquellos que nos objetaron y los que nos apoyaron. No es un triunfo para solazarse en los laureles sino para comprometernos con la investigación y la generación de nuevos saberes. Como dijo alguien cuyo nombre no recuerdo en este momento, pero que marcó mi accionar en el desarrollo de la investigación, no estudiamos el doctorado para alcanzar un nuevo nivel y otro triunfo, lo hacemos porque nos casamos  con la investigación y está prohibido divorciarse, solo hasta que la muerte nos separe.

La profundidad de este símil, solo puede sentirse ahora cuando reflexionamos acerca de estas nuevas responsabilidades y esto es lo que permite verificar el sentimiento que si somos distintos, a nuestros propios ojos y ello, es la estrella que debe guiar nuestros pasos de ahora en adelante.

Podría pensarse que es una pesada carga que llevaremos a partir del 09/12/2011, pero no es así, es el precio que con orgullo y placer pagaremos por nuestro sacrificio y la oportunidad que la institución nos brindó para alcanzar esta meta intermedia, ya que debemos seguir adelante y ocuparnos de aquellos que quieren pasar a formar parte de esta nueva legión de investigadores para coadyuvar a lograr una mejor educación, un mejor país y  por tanto una mejor sociedad.

Son muchos a los que debemos agradecerles, unos por su apoyo, otros por su empuje, otros porque contribuyeron al equilibrio, al objetarnos por razones personales o profesionales y quizás sin saber el gran impulso que en ese momento nos daban y ahora, tenemos el compromiso de no defraudar a ninguno de los involucrados, directos o indirectos y esta será la adrenalina que nos motivará a ser cada día mejores.

Asumimos el reto que la historia nos ha planteado y nos tranzamos en esta fiera batalla para alcanzar las metas personales y del CIDEC – CIU, institución que nos ha acogido en su seno y a la cual ahora nos debemos, pero sobre todo para cumplir con aquellos que cada día ingresan a ella, con las ilusiones de lograr ser mejores humanos para luego ser mejores gerentes.

Hemos entendido que la formación de gerentes debe ser un proceso equilibrado entre la naturaleza, la ciencia y la humanidad y hemos hecho de ello nuestra bandera, responderemos tal cual lo juramos en el acto de graduación y no esperamos más recompensa que el sentirnos plenos y satisfechos por el deber logrado.

Finaliza el 2011, les deseo a todos una feliz navidad y un 2012 lleno de logros, salud y buenos momentos, los incito igualmente a la obligada reflexión, para aprender de nuestros errores y convertirlos en éxitos en el año venidero.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡Felices fiestas!!!!!!!!!!!