domingo, 25 de agosto de 2013

VENEZUELA ¿DECADENTE O ASCENDENTE?

El presente post toca la realidad que vivimos sin pretender politizarla, pero es necesario abordar los aspectos de gobernabilidad por los cuales hoy se rigen los destinos de país y esto hace prácticamente imposible el deseo de no politizar la discusión. Algunos estarán de acuerdo, otros criticarán y negarán lo que a continuación se reseñe, pero la intención de este, no es otra que la reflexión para lograr el futuro soñado, ya que la obligación moral contraída, como ciudadanos, padres, hijos, hermanos, estudiantes, trabajadores y/o Doctores, nos exige. No pretendo ser dueño ni siquiera de mi propia verdad, ya que esta queda subsumida en los avatares de estos tiempos difíciles y contradictorios, solo quiero contribuir a la reflexión.

Para wikipedia (2013): Decadencia puede referirse a:
Ahora corresponde el estudio de la Venezuela decadente y para ello debemos revisar algunos antecedentes, los cuales desde la colonia nos colocaron en minusvalía respecto a otros países como Colombia y que han sido nuestro destino, al ser designados como Capitanía General y ellos (Colombia) como Virreinato, a partir de allí, nuestros gobiernos y gobernantes han hecho todo lo posible y a veces hasta lo imposible por destruir lo que nos queda, se han entregado franjas de tierra y de mar en disputas limítrofes mal negociadas, se ha atentado contra las instituciones, los gobiernos y el pueblo mismo, se ha institucionalizado la conjura y la conspiración como arma política.
Frente a esos fracaso, los militares, en infinidad de veces han intentado hacerse del poder político, en ocasiones lo han logrado, otras veces han fracasado, el pueblo la más de las veces los ha rechazado, lo cual implica que el modelo educativo militar hasta el presente ha sido un fracaso, ya que si los hombres formados en esas instituciones, no han podido entender y asumir a cabalidad su papel, pues entonces, no nos queda otra opción que entender que el modelo no es el adecuado.
Cada vez que un militar intenta hacerse del poder político, demuestra el fracaso de ese modelo, ahora bien, eso no le quita sus válidas aspiraciones como ciudadano, de competir para lograr el voto de las mayorías para la conducción del destino del país, pero debe hacerlo como ciudadano civil y no como militar y menos aún prevalido del poder de las armas legítimamente entregadas para la defensa del país que su misión.  
El bienestar de los pueblos vine dado por una sencilla ecuación: bienestar = democracia + libertad + trabajo + seguridad + salud + educación de calidad + productividad + armonía, es decir países en líneas ascendente hacia la prosperidad, pero la ecuación que hoy vemos es la antítesis de la anterior:
Decadencia = populismo + autoritarismo + negación de libertades y derechos fundamentales + inseguridad + destrucción de instituciones y del modelo productivo + inflación + devaluación + ideologización + estanflación + falta de salud + perdidas de puesto de trabajo + valoración de la flojera y ausentismo laboral + entrega de la soberanía.
Es triste la situación que nos lleva a escribir este artículo, pero es la realidad que vivimos, unos intentarán negarla o minimizarla, otros intentarán explotarla y a muchos, la indolencia les impedirá analizarla, creando con ello una trampa democrática. El fascismo llama fascistas a sus enemigos, los aludidos llaman fascistas a quienes les aluden, otros miran la situación desde la comodidad de la zona de confort y con los claros designios del entreguismo y creo que todos los actores involucrados, deben, así sea por un momento dejar de lado su actitud su actitud egocéntrica y megalómana y pensar en aquellos que nos heredarán.
Los resentimientos sociales, impropios del venezolano hasta el final del siglo XX, han hecho irrupción con una fuerza desconocida que nos lleva a preguntarnos: ¿de dónde surgió?, ¿dónde estaba acechando?, ¿será cierta esa fuerza o es la manipulación del momento socio histórico político que vivimos?
Hasta dónde nos conocíamos, nunca habíamos sido xenofóbos ni resentidos sociales, éramos un pueblo jovial, dicharachero, dónde convivíamos todos sin mayores problemas, con todas nuestras diferencias y ahora, hasta familias enteras se han separado, ofendido y hasta agredido, produciendo brechas difíciles de superar a menos que sea por las generaciones venideras.
Se ha intentado la aplicación de un modelo económico político a todas luces inviable, fracasado en otras latitudes y nadie, ni los que lo propugnan ni los que lo objetan, han logrado demostrar por qué y para qué.
La entropía, propia de toda institución y de los organismos, ha hecho ya su aparición, todo tiende a su autodestrucción, en ocasiones más temprano, otras más tarde y para quienes hoy llevan las riendas del país, llegó la hora de desprenderse de la figura que mantenían con fines propagandísticos. Llegó el momento de ver los errores cometidos y estos ya no pueden ser endosados a otras épocas, instituciones o personas sino que deben ser asumidos con el costo político que ello implica. Los beneficios del modelo impuesto, son negados por la historia y la realidad abrumante, no se ven, no aparecen, no terminan de llegar, mientras que la realidad si llegó, el hambre se ha hecho presente y esta no puede ser negada ni evadida.
Llegó la ocasión y ahora se debe revisar la estructura que soporta el modelo y porque se ve que las instituciones no son eficientes, que la corrupción nos ha corroído y que los personeros del régimen son iguales políticamente hablando a los del pasado tan criticado, justa o injustamente. Ya se hace necesario el sentarse a hablar con los empresarios, hecho negado a ultranza hasta hace escasamente pocas semanas, los ministerios deben ser revisados y no solamente para cambiarles el nombre sino para atender las necesidades del pueblo y del país,  y quién los diseñó de esa manera queda ahora en entredicho, la política interna y la exterior comienzan ya su proceso de revisión por la necesidad de adecuación a tiempos, dónde el hambre mata toda popularidad y fanatismo, la devaluación es una realidad que en conjunto con la inflación y la falta de producción del aparato productivo, nos está llevando aceleradamente a la estanflación.
El rumbo, en este momento se hace incierto, el conflicto educativo y más aún el universitario ha obligado a una revisión, ¿profunda o superficial?, no lo sabemos, pero se hace impostergable y con ello la necesidad de adecuación del modelo y el entendimiento de la necesidad de validar los nuevos modelos, basados en el uso de la tecnología o en las necesidades de la gente, pero también en el hecho globalizador, el cual no puede ser negado aún cuando se intente (alba, caricom, mercosur, unasur, son simples ejemplos de la imposibilidad de negación de la globalización), así como la necesidad de flexibilizar el rígido estamento universitario y permitir las adaptaciones a los cambiantes tiempos que hoy atravesamos. Hasta hace poco tiempo atrás fuimos modelo en el subcontinente, ahora ya no somos ni referencia lejana.
Sin embargo a pesar del sombrío panorama, debemos ver el horizonte matutino y su brillante luz, ya que de nosotros depende el rumbo que tome nuestro amado país, algunos han decidido abandonar el barco, otros seguimos siendo parte de la tripulación, las brújulas no son las mismas pero todas apuntan hacia el norte y otros muchos anhelan con fruición un  nuevo amanecer. No se trata ya de posturas personales, se trata de la patria grande, la que soñaron quienes dieron su vida por la libertad, todos ellos, nuestros libertadores, no uno solo.
La educación, vista como la única arma, poderosa por lo demás, que tienen los pueblos para salir de los estados de atraso, explotación y oprobio, debe tener apresto para reimpulsarse y salir del estado de postración al que ha sido sometida, actualizándose y flexibilizándose, colocándose a la par de sus pares en el subcontinente y asumiendo las realidades como elemento originario para los diseños curriculares. Tenemos el talento humano, las herramientas, la oportunidad y aun cuando nos falte el presupuesto, debemos saber contrarrestar ese elemento y convertirlo en ocasión para la construcción del país, que con orgullo debemos legar a nuestros herederos.
Si reflexionamos y dejamos de lado nuestros intereses propios y asumimos el interés colectivo como lo ulterior, estamos a tiempo para cambiarle el título a este artículo y la realidad que nos espera. El pasado y el presente no pueden ser cambiados (leyes físicas) pero si podemos construir en lo inmediato, lo mediato y en el largo plazo, una realidad distinta, un país ascendente que no decadente y un futuro promisorio para todos aquellos que heredarán nuestros tiempos y nuestra única riqueza, inmaterial por cierto, la capacidad de soñar con ese gran futuro la contribución para hacerlo posible.

Todo depende de nosotros....................