domingo, 21 de septiembre de 2014

LAS DIFICULTADES DE LA MUJER PARA ALCANZAR EL MUNDO GERENCIAL

Antes de dar inicio al desarrollo del tema debo aclarar que el enfoque del mismo no se hace desde la visión machista o masculinizante que algunos autores le han dado al tema gerencial. En realidad se trata de poner sobre el tapete los obstáculos y dificultades que muchas veces enfrenta la mujer para poder acceder al mundo gerencial.
Los niveles gerenciales de las empresas así como los espacios donde se adoptan las decisiones estratégicas, por tradición ancestral, han sido espacios masculinos, colocando barreras, en ocasiones infranqueables para el acceso de la mujer a estos espacios. Según Gioconda Espina, una de las principales causa que da origen a esta situación, es la división social del trabajo alrededor del cual se ha construido la civilización, lo que se constituye en un obstáculo del inconsciente de hombres y mujeres trabajadoras así como de los empleadores.
Informes de la OIT señalan que para el año 2010, la población femenina en el mercado laboral alcanzaba el 37%, pero este porcentaje varía significativamente hacia abajo, ya que solo el 20% de mujeres están en puestos de dirección y solo el 3% ocupan los máximos cargos en las empresas de acuerdo a las estadísticas que ellos manejan.
El abordaje del problema para lograr entender objetivamente la situación debe hacerse desde una óptica multidisciplinaria para poder analizar los centros de poder, las organizaciones, la dinámica familiar los aspectos axiológicos, los prejuicios y la postura de la mujer frente a la situación como elementos de base en la obstaculización del acceso a la mujer al mundo gerencial. Muchas mujeres opinan que estar casadas y tener hijos dificulta su acceso al mundo gerencial debido al exceso de tiempo que deben dedicar al trabajo en detrimento del tiempo que deben dedicar al hogar y a la familia.
En muchos casos la maternidad es un gran problema, ya que la mujer considera que este es un asunto que no puede delegar, como si lo puede hacer con las tareas del hogar y por otro lado en la mayoría de las empresas, los criterios de masculinización del cargo, no permiten utilizar la maternidad como excusa para justificar el ausentismo o la flexibilidad horaria, no faltando aquellos que invocan la desigualdad de género al creer que las mujeres son beneficiadas por estos factores y los hombres por el contrario, son perjudicados por esos mismos factores.
Por estos factores se ha venido estereotipando a la mujer y es el caso que en muchas ocasiones se generan climas laborales tensos en organizaciones donde las mujer debe compartir los roles gerenciales y maternales, siempre hay una expectativa para averiguar la forma como la mujer logra compaginar esos roles, pero a los gerentes de género masculino, no se les pregunta como hacen para compaginar los roles gerenciales con los paternales.
Igualmente, como condición también estereotipante, está el hecho que desde tiempos ancestrales es la mujer la responsable de llevar los hijos al médico y además ser la representante ante las instituciones escolares, lo cual para muchos empleadores, es un factor de baja en la productividad y como consecuencia de ello en la afección negativa de la rentabilidad.
Con la adopción por parte de los estados naciones, de leyes de avanzada en la materia, se configura también la contradicción que cuando la Ley protege a la mujer en esos aspectos, entonces se genera el rechazo de los empleadores hacia la maternidad, ya que debe cancelar completo y asumir la baja temporal por maternidad o enfermedad de los hijos.
Por otro lado, estudios realizados en el abordaje de este tema, dan cuenta que a la mujer en promedio, le toma el doble del tiempo que a los hombres acceder a los puestos gerenciales, además del hecho que debe demostrar experiencia calificada para gerenciar de manera directa un equipo de trabajo, en detrimento de los estudios y calificaciones académicas que pueda haber obtenido en su preparación personal para lograr las metas trazadas, por esto es que en muchas ocasiones las mujeres prefieren puestos especializados y no se trazan proyecto de vida a largo plazo para alcanzar los máximos cargos dentro de la organización.
En cuanto a las conductas o competencias gerenciales femeninas, muchos son los que opinan que las mujeres han llevado a los cargos gerenciales la sensibilidad femenina, llegando incluso a opinar que han transformado la gerencia en un mundo de sensiblerías. Estudios realizados en referencia estos aspectos, han mostrado que existe en la mujer la tendencia a no delegar la autoridad en forma amplia, sino que más bien tienden a mantener en control y en ocasiones las tareas más delicadas o de mayor riesgo prefieren hacerlas ellas mismas por el temor a que al delegar, no se cumpla con los objetivos esperados.
Stephen Robbins indica que existen diferencias en los estilos del ejercicio de la autoridad entre hombres y mujeres. Indica la respecto, que las mujeres alientan la participación de todos los miembros del equipo, comparten el poder y la información y se apoyan en sus habilidades interpersonales para influir en el personal a su cargo.
En el mismo orden de ideas, algunos investigadores hablan de la predilección de la mujer hacia la comunicación oral y a no seguir procesos sistemáticos para la toma de decisiones, cobrando importancia vital, la intuición y la experiencia en la materia, como factores predominantes en estas tareas gerenciales. Indican que se preocupan mucho por las relaciones interpersonales, los ambientes organizaciones motivadores y la apariencia de los ambientes de trabajo.
A lo largo del tiempo la imagen del gerente ha sido presentada de manera masculina y se establecen las características del cargo, generalmente asociadas al rol del hombre con la efectividad gerencial y una aparente superioridad para la resolución de problemas y toma de decisiones por parte del hombre.
La investigadora Patricia Márquez reseña un hecho interesante, al relatar que una gerente entrevistada le indicó que no había sentido discriminación para alcanzar el cargo, pero a la vez afirmó que debió trabajar cinco veces más que los hombres aspirantes al cargo para poderlo alcanzar. Este hecho debe ser interpretado de manera adecuada, ya que quizás no hubo discriminación de manera expresa, pero el tener que trabajar 5 veces más, indica a todas luces una desigualdad evidente y esto de alguna manera es discriminatorio.

Puede concluirse que la gerencia sigue siendo un campo netamente masculino y que la mujer deberá seguir luchando desde una postura desigual e inferior en su carrera para acceder a este privilegiado mundo dominado por la cultura machista y que cuando se diseñan leyes destinadas a buscar la igualdad o la no discriminación, estas terminan ejerciendo el efecto contrario al esperado y se convierten en amenazas para la mujer en su accionar profesional y gerencial.