Después de la consulta a varios
textos y autores, me doy cuenta de lo mucho que se desconoce de Simón Rodríguez,
su vida y su obra a pesar de ser uno de los más ilustres pensadores y
educadores de su época, para conocer un poco más de algunos de estos aspectos,
presento este escrito, del cual solo soy recopilador y no autor.
Son tantos los aspectos que deben
abordarse de su vida y tantas las versiones sobre ella, que es difícil
referirse a este ilustre pensador de manera objetiva. Algunos han buscado
mitificar su paso por este mundo terrenal con el prisma interesado de su propia
corriente y según las necesidades temporales, que al final cuando queremos ver
su trascendencia, nos encontramos con una cantidad de datos contradictorios que
cuesta ponerlos en orden, sin embargo, he realizado el esfuerzo para presentar,
con la mayor objetividad que la información me ha permitido, los aspectos más
importantes de la vida y de postura política de este ilustre venezolano.
El primer aspecto contradictorio lo
encontramos con su venida al mundo, algunos ubican su nacimiento en el año
1769, más específicamente el 14 de noviembre, otros lo ubican el 28 de octubre
de 1769 y wikipedia establece que nació el 28 de octubre de 1771, igualmente su
nombre, al parecer fue nombrado como Simón Narciso Jesús Rodríguez, pero otros
autores dicen que se llamaba Simón Carreño Rodríguez y que fue bautizado el 14
de noviembre de 1769 como un niño expósito (dicho de un niño, abandonado o
cedido para su adopción a un orfanato), que fue criado en casa del Sacerdote
Alejandro Carreño del cual toma su apellido y a partir de allí será conocido
como Simón Carreño Rodríguez.
En junio de 1793 se casa con María
de los Santos Ronco, acto en el cual se declaró "Expósito de esta
feligresía", término que se solía y se suele utilizar para designar a
aquellas personas abandonadas por sus padres. Ella de origen humilde y pobre
como él, no le dará hijos en los 4 años que duró la relación
Para mayo de 1791 con 21 años de
edad, el Cabildo de Caracas le concede un puesto como Maestro en la “Escuela de
Lectura y Escritura para niños”, donde tiene la oportunidad de ser el tutor de
Simón Bolívar y en 1794 presentó un escrito crítico denominado: “Reflexiones
sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios
de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”.
Otro de los aspectos
contradictorios en la vida de Rodríguez, se refiere a su participación en la
conjura de Gual y España y son muchos los autores que afirman que este fue el
motivo que lo llevó al exilio y a no regresar nunca más a su patria, sin
embargo otros autores establecen que esto fue poco probable y al respecto cito:
“En 1795, Simón Rodríguez abandonó
Venezuela, y hay debate acerca de las causas. La más popular lo envuelve en la
conspiración de Gual y España en contra de la corona Española. Sin embargo,
según una anotación de su sobrino Cayetano, Rodríguez sale de Caracas en
dirección a La Guaira el 11 de noviembre de 1797, y se embarca en este puerto
el domingo 15 siguiente”. Esta noticia del historiador Gustavo Adolfo Ruiz,
parece fidedigna, y hace poco probable el que Rodríguez hubiera participado, en
la llamada conjura de Gual y España, ya que misma fue descubierta el 13 de
julio.
En tanto,
la fecha de salida del 15 de noviembre es compatible con la versión de O'Leary,
que indica que Rodríguez simplemente estaba descontento con el régimen español:
“Mal avenido con la tiranía que lo agobiaba bajo el sistema colonial, resolvió
buscar en otra parte la libertad de pensamiento y de acción que no se toleraba
en su país natal”.
Según Miguel Luis
Amunátegui (1894), Rodríguez
pasó un tiempo en Jamaica después de salir de Venezuela, dedicado al
aprendizaje del idioma inglés, y allí se hace llamar Samuel Robinson. Este
cambio es particular y refleja cuan fuertemente había sido influenciado por “El
Emilio” de Jean-Jacques Rousseau, ya que es partir de este libro que él
desarrolló la revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo
de las nacientes naciones americanas, y que aplicó a Simón Bolívar en Caracas.
En “El Emilio”, Rousseau sugiere que “Robinson Crusoe” es un excelente libro
para niños ya que les enseña a aprender como Crusoe, haciendo las cosas, por lo
cual no es de extrañar que Bolívar le escribiría a Santander en 1824, que su
maestro “enseñaba divirtiendo”. O’Leary por su parte anotaría que Rodríguez
“Tomó el nombre de Samuel Robinson, para no tener constantemente en la memoria,
el recuerdo de la servidumbre”.
Al abandonar Jamaica, viaja a Estados
Unidos donde vive hasta fines de 1800, y en abril de 1801 se halla en Bayona
(Francia), de donde pasa a París y en esta ciudad se encuentra de nuevo con
Simón Bolívar en 1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura
decisiva en el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América.
En Roma, donde el 15 de agosto 1805,
Bolívar, junto a Rodríguez y Fernando Toro, jura dedicarse por completo a la
causa de independencia de Hispanoamérica. Gracias a que el texto quedó grabado
en la memoria de Rodríguez, el mismo pasó a la posteridad como sigue a
continuación: "Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro
por ellos; juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi
brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por
voluntad del poder español". Luego de una breve visita de Bolívar a
Nápoles retornan a París hacia fines de 1805, separándose tiempo después.
Simón Rodríguez regresa al continente
americano por Cartagena de Indias, retomando además su nombre Simón Rodríguez.
El Libertador al enterarse de su regreso, le escribe el 19 de enero de 1824
desde Pativilca (Perú), una de las más conmovedoras epístolas de toda su vida:
"Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande,
para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló [...] No puede Ud.
figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Ud. me
ha dado, no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias
que Ud. me ha regalado".
En 1825 Bolívar lo recibe en Lima y
lo incorpora de inmediato a su grupo de colaboradores directos. En noviembre de
este mismo año, Bolívar lo nombra "director de Enseñanza Pública, Ciencias
Físicas, Matemáticas y de Artes y director general de Minas, Agricultura y
Caminos Públicos de la República Boliviana". El 7 de enero de 1826,
Bolívar regresa a Lima y Rodríguez permanece en Bolivia, siendo ésta la última
vez que se ven.
En 1826 renuncia a sus cargos en
Bolivia, por no congeniar con el mariscal Antonio José de Sucre presidente para
ese entonces de dicha nación. Por tal motivo, se marcha a Arequipa donde
publica en 1828, el Pródromo de la obra Sociedades Americanas en 1828, texto en
el que igual que otros escritos suyos, insiste en la necesidad de buscar
soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su
frase: " La América Española es Orijinal = Orjinales han de ser sus
instituciones i su gobierno = I Orijinales sus medios de fundar uno i otro. O
Inventamos o Erramos".
Aunque no existen datos precisos al
respecto, es probable que en 1831, hubiese contraído nupcias por segunda vez en
Perú con Manuela Gómez, en 1834 se traslada a Concepción (Chile), acepta la
dirección de una escuela y publica su libro Luces y virtudes sociales ese mismo
año. Seguidamente se edita en la misma ciudad el Informe sobre Concepción
después del terremoto de febrero de 1835. Tras visitar Trilaleubu y Monteblanco
(1836) y Tucapel (1837), Rodríguez se encuentra por segunda vez con Andrés
Bello, en Santiago de Chile. En Valparaíso reedita Luces y virtudes sociales
(1838) y pública artículos en el periódico El Mercurio.
Entre
septiembre de 1842 y principios de 1843 desempeña en Ecuador un cargo como
administrador en las salinas del general Juan José Flores, presidente de la
república. Más tarde dirá: "seis meses estuve en las salinas del general,
aguantando las impertinencias de sus mayordomos, por ver si conseguía hacer
algo en provecho de ambos. Así llega a comienzos de marzo de 1843 a
Latacunga, pueblo situado al Sur de Quito
El 26 de noviembre de 1847, le
escribe Rodríguez al Coronel Anselmo
Pineda, gobernador de la provincia de Túquerres (Nueva Granada), quien le había
persuadido para que fundara una escuela primaria que sirviera a la vez para
formar maestros: "La casualidad ha traído hasta aquí a un médico
naturalista suizo, que anda explorando y me ha hecho el favor de dar algunos
remedios a Manuelita"
Es probable que ésta falleciera a
consecuencia de la enfermedad. Se sabe que Manuelita era su mujer, porque antes
de fallecer, Rodríguez manifestó que había estado "casado dos veces y que
(...) la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia."
En 1853
Rodríguez y su hijo José -a quien llama familiarmente "Cocho"-se
trasladan desde Latacunga a Guayaquil, y a los dos meses de estar allí, se les
une el joven Camilo Gómez, un amigo de José. A mediados de enero de 1854,
huyendo del acoso de un tal Zelaya por un negocio que había salido mal,
desembarcan en una caleta de unos indígenas pescadores. Gómez narra: "Don
Simón se encontraba grave. José se trasladó a una chata y sin decirnos nada nos
dejó abandonados". Los pescadores les dan albergue durante tres semanas, y
luego acompañan a Gómez a la población de Amotape, cerca de Paita (en el
extremo norte de Perú), donde éste consigue que el párroco le proporcione dos
caballos y diez pesos para ir a buscar a Rodríguez
Cuando
Rodríguez y Gómez llegan a la población de Amotape, les salen al encuentro dos
hombres que los dirigen a una casa desprovista de los más elementales
servicios. "El cura -cuenta Gómez- había prohibido que lo visitaran los
habitantes, porque había descubierto que era un hereje.
El 28
de febrero Simón Rodríguez muere en Amotape, poco después de las once de la
noche, y es sepultado el 1 de marzo. El acta de defunción, reza:
"Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y cuatro, a primero de marzo,
yo don Santiago Sánchez, presbítero, cura propio de la parroquia de San Nicolás
de Amotape: en su santa iglesia di sepultura eclesiástica al cuerpo difunto de
don Simón Rodríguez, casta de español, como de edad de noventa años al parecer,
el que se confesó en su entero conocimiento y dijo, fue casado dos veces y que
era hijo de Caracas, y la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de
Bolivia, y que sólo dejaba un hijo que se llama José Rodríguez; éste recibió
todos los santos sacramentos y se enterró de mayor, para que conste firmo.
Santiago Sánchez.
Como
puede verse, la vida y obra de este ilustre venezolano, está llena de
contradicciones, pero si algo queda claro, es que fue un gran pensador, un
visionario político y un ilustre educador que visionó con mucha antelación, la
necesidad de un modelo educativo propio y acorde a las necesidades de nuestros
educandos, que los acerque al descubrir de los saberes y que no los aleje de la
institución educativa. Creo que tenemos una deuda histórica con este Maestro y
que aún estamos lejos de saldar.
El
modelo pedagógico de Don Simón Rodríguez, puede ser sintetizado en las frases o
pensamientos que se muestran a continuación:
"No tenemos ciudadanos para
hacer República y no podemos regresar a la Monarquía, inventamos o
erramos"
"El hombre no es ignorante
porque es pobre, sino lo contrario"
"Instruir no es educar, ni la
instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se
eduque"
"El título de maestro no debe
darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender, no al que
manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se
aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñado
virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender"
"Enseñen los niños a ser
preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se
acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a
la costumbre como los estúpidos"
"Enseñen, y tendrán quien
sepa, eduquen, y tendrán quien haga."
"Enseñar es hacer comprender,
es emplear el entendimiento, no hacer trabajar la memoria"
"El maestro de niños debe ser
sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres
para la sociedad"
"Nadie hace bien lo que no
sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual
fuere el plan que se adopte."