domingo, 26 de mayo de 2013

DON SIMON RODRIGUEZ

Después de la consulta a varios textos y autores, me doy cuenta de lo mucho que se desconoce de Simón Rodríguez, su vida y su obra a pesar de ser uno de los más ilustres pensadores y educadores de su época, para conocer un poco más de algunos de estos aspectos, presento este escrito, del cual solo soy recopilador y no autor.
Son tantos los aspectos que deben abordarse de su vida y tantas las versiones sobre ella, que es difícil referirse a este ilustre pensador de manera objetiva. Algunos han buscado mitificar su paso por este mundo terrenal con el prisma interesado de su propia corriente y según las necesidades temporales, que al final cuando queremos ver su trascendencia, nos encontramos con una cantidad de datos contradictorios que cuesta ponerlos en orden, sin embargo, he realizado el esfuerzo para presentar, con la mayor objetividad que la información me ha permitido, los aspectos más importantes de la vida y de postura política de este ilustre venezolano.
El primer aspecto contradictorio lo encontramos con su venida al mundo, algunos ubican su nacimiento en el año 1769, más específicamente el 14 de noviembre, otros lo ubican el 28 de octubre de 1769 y wikipedia establece que nació el 28 de octubre de 1771, igualmente su nombre, al parecer fue nombrado como Simón Narciso Jesús Rodríguez, pero otros autores dicen que se llamaba Simón Carreño Rodríguez y que fue bautizado el 14 de noviembre de 1769 como un niño expósito (dicho de un niño, abandonado o cedido para su adopción a un orfanato), que fue criado en casa del Sacerdote Alejandro Carreño del cual toma su apellido y a partir de allí será conocido como Simón Carreño Rodríguez.
En junio de 1793 se casa con María de los Santos Ronco, acto en el cual se declaró "Expósito de esta feligresía", término que se solía y se suele utilizar para designar a aquellas personas abandonadas por sus padres. Ella de origen humilde y pobre como él, no le dará hijos en los 4 años que duró la relación
Para mayo de 1791 con 21 años de edad, el Cabildo de Caracas le concede un puesto como Maestro en la “Escuela de Lectura y Escritura para niños”, donde tiene la oportunidad de ser el tutor de Simón Bolívar y en 1794 presentó un escrito crítico denominado: “Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”.
Otro de los aspectos contradictorios en la vida de Rodríguez, se refiere a su participación en la conjura de Gual y España y son muchos los autores que afirman que este fue el motivo que lo llevó al exilio y a no regresar nunca más a su patria, sin embargo otros autores establecen que esto fue poco probable y al respecto cito: “En 1795, Simón Rodríguez abandonó Venezuela, y hay debate acerca de las causas. La más popular lo envuelve en la conspiración de Gual y España en contra de la corona Española. Sin embargo, según una anotación de su sobrino Cayetano, Rodríguez sale de Caracas en dirección a La Guaira el 11 de noviembre de 1797, y se embarca en este puerto el domingo 15 siguiente”. Esta noticia del historiador Gustavo Adolfo Ruiz, parece fidedigna, y hace poco probable el que Rodríguez hubiera participado, en la llamada conjura de Gual y España, ya que misma fue descubierta el 13 de julio.
En tanto, la fecha de salida del 15 de noviembre es compatible con la versión de O'Leary, que indica que Rodríguez simplemente estaba descontento con el régimen español: “Mal avenido con la tiranía que lo agobiaba bajo el sistema colonial, resolvió buscar en otra parte la libertad de pensamiento y de acción que no se toleraba en su país natal”.
Según Miguel Luis Amunátegui (1894), Rodríguez pasó un tiempo en Jamaica después de salir de Venezuela, dedicado al aprendizaje del idioma inglés, y allí se hace llamar Samuel Robinson. Este cambio es particular y refleja cuan fuertemente había sido influenciado por “El Emilio” de Jean-Jacques Rousseau, ya que es partir de este libro que él desarrolló la revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las nacientes naciones americanas, y que aplicó a Simón Bolívar en Caracas. En “El Emilio”, Rousseau sugiere que “Robinson Crusoe” es un excelente libro para niños ya que les enseña a aprender como Crusoe, haciendo las cosas, por lo cual no es de extrañar que Bolívar le escribiría a Santander en 1824, que su maestro “enseñaba divirtiendo”. O’Leary por su parte anotaría que Rodríguez “Tomó el nombre de Samuel Robinson, para no tener constantemente en la memoria, el recuerdo de la servidumbre”.
Al abandonar Jamaica, viaja a Estados Unidos donde vive hasta fines de 1800, y en abril de 1801 se halla en Bayona (Francia), de donde pasa a París y en esta ciudad se encuentra de nuevo con Simón Bolívar en 1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura decisiva en el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América.
En Roma, donde el 15 de agosto 1805, Bolívar, junto a Rodríguez y Fernando Toro, jura dedicarse por completo a la causa de independencia de Hispanoamérica. Gracias a que el texto quedó grabado en la memoria de Rodríguez, el mismo pasó a la posteridad como sigue a continuación: "Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español". Luego de una breve visita de Bolívar a Nápoles retornan a París hacia fines de 1805, separándose tiempo después.
Simón Rodríguez regresa al continente americano por Cartagena de Indias, retomando además su nombre Simón Rodríguez. El Libertador al enterarse de su regreso, le escribe el 19 de enero de 1824 desde Pativilca (Perú), una de las más conmovedoras epístolas de toda su vida: "Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló [...] No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Ud. me ha dado, no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado".
En 1825 Bolívar lo recibe en Lima y lo incorpora de inmediato a su grupo de colaboradores directos. En noviembre de este mismo año, Bolívar lo nombra "director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y de Artes y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana". El 7 de enero de 1826, Bolívar regresa a Lima y Rodríguez permanece en Bolivia, siendo ésta la última vez que se ven.
En 1826 renuncia a sus cargos en Bolivia, por no congeniar con el mariscal Antonio José de Sucre presidente para ese entonces de dicha nación. Por tal motivo, se marcha a Arequipa donde publica en 1828, el Pródromo de la obra Sociedades Americanas en 1828, texto en el que igual que otros escritos suyos, insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase: " La América Española es Orijinal = Orjinales han de ser sus instituciones i su gobierno = I Orijinales sus medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos".
Aunque no existen datos precisos al respecto, es probable que en 1831, hubiese contraído nupcias por segunda vez en Perú con Manuela Gómez, en 1834 se traslada a Concepción (Chile), acepta la dirección de una escuela y publica su libro Luces y virtudes sociales ese mismo año. Seguidamente se edita en la misma ciudad el Informe sobre Concepción después del terremoto de febrero de 1835. Tras visitar Trilaleubu y Monteblanco (1836) y Tucapel (1837), Rodríguez se encuentra por segunda vez con Andrés Bello, en Santiago de Chile. En Valparaíso reedita Luces y virtudes sociales (1838) y pública artículos en el periódico El Mercurio.
Entre septiembre de 1842 y principios de 1843 desempeña en Ecuador un cargo como administrador en las salinas del general Juan José Flores, presidente de la república. Más tarde dirá: "seis meses estuve en las salinas del general, aguantando las impertinencias de sus mayordomos, por ver si conseguía hacer algo en provecho de ambos. Así llega a comienzos de marzo de 1843 a Latacunga, pueblo situado al Sur de Quito
El 26 de noviembre de 1847, le escribe Rodríguez al Coronel Anselmo Pineda, gobernador de la provincia de Túquerres (Nueva Granada), quien le había persuadido para que fundara una escuela primaria que sirviera a la vez para formar maestros: "La casualidad ha traído hasta aquí a un médico naturalista suizo, que anda explorando y me ha hecho el favor de dar algunos remedios a Manuelita"
Es probable que ésta falleciera a consecuencia de la enfermedad. Se sabe que Manuelita era su mujer, porque antes de fallecer, Rodríguez manifestó que había estado "casado dos veces y que (...) la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia."
En 1853 Rodríguez y su hijo José -a quien llama familiarmente "Cocho"-se trasladan desde Latacunga a Guayaquil, y a los dos meses de estar allí, se les une el joven Camilo Gómez, un amigo de José. A mediados de enero de 1854, huyendo del acoso de un tal Zelaya por un negocio que había salido mal, desembarcan en una caleta de unos indígenas pescadores. Gómez narra: "Don Simón se encontraba grave. José se trasladó a una chata y sin decirnos nada nos dejó abandonados". Los pescadores les dan albergue durante tres semanas, y luego acompañan a Gómez a la población de Amotape, cerca de Paita (en el extremo norte de Perú), donde éste consigue que el párroco le proporcione dos caballos y diez pesos para ir a buscar a Rodríguez
Cuando Rodríguez y Gómez llegan a la población de Amotape, les salen al encuentro dos hombres que los dirigen a una casa desprovista de los más elementales servicios. "El cura -cuenta Gómez- había prohibido que lo visitaran los habitantes, porque había descubierto que era un hereje.
El 28 de febrero Simón Rodríguez muere en Amotape, poco después de las once de la noche, y es sepultado el 1 de marzo. El acta de defunción, reza: "Año del Señor de mil ochocientos cincuenta y cuatro, a primero de marzo, yo don Santiago Sánchez, presbítero, cura propio de la parroquia de San Nicolás de Amotape: en su santa iglesia di sepultura eclesiástica al cuerpo difunto de don Simón Rodríguez, casta de español, como de edad de noventa años al parecer, el que se confesó en su entero conocimiento y dijo, fue casado dos veces y que era hijo de Caracas, y la última mujer finada se llamó Manuela Gómez, hija de Bolivia, y que sólo dejaba un hijo que se llama José Rodríguez; éste recibió todos los santos sacramentos y se enterró de mayor, para que conste firmo. Santiago Sánchez.
Como puede verse, la vida y obra de este ilustre venezolano, está llena de contradicciones, pero si algo queda claro, es que fue un gran pensador, un visionario político y un ilustre educador que visionó con mucha antelación, la necesidad de un modelo educativo propio y acorde a las necesidades de nuestros educandos, que los acerque al descubrir de los saberes y que no los aleje de la institución educativa. Creo que tenemos una deuda histórica con este Maestro y que aún estamos lejos de saldar.
El modelo pedagógico de Don Simón Rodríguez, puede ser sintetizado en las frases o pensamientos que se muestran a continuación:
"No tenemos ciudadanos para hacer República y no podemos regresar a la Monarquía, inventamos o erramos"
"El hombre no es ignorante porque es pobre, sino lo contrario"
"Instruir no es educar, ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque"
"El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a aprender, no al que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue enseñado virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender"
"Enseñen los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, no a la costumbre como los estúpidos"
"Enseñen, y tendrán quien sepa, eduquen, y tendrán quien haga."
"Enseñar es hacer comprender, es emplear el entendimiento, no hacer trabajar la memoria"
"El maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad"

"Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte."