sábado, 17 de octubre de 2015

EDUCACIÓN PARA EL FUTURO

Hablar de saberes es dar apertura a la polémica enriquecedora y a fijar posturas ante las demandas de la sociedad. Las últimas cinco décadas del siglo pasado y los primeros tres lustros del presente siglo nos han presentado ideas, modelos, posturas y revoluciones en materia educativa. Hemos escuchado desde conceptos como la sociedad del conocimiento hasta el siglo del saber y todos ellos tienes sus defensores y sus detractores. Lo que si queda claro es que cualquiera sea la denominación aceptada o de nuestra preferencia, todas ellas están basadas en la racionalidad científica y tecnológica.
El saber cambia el mundo y nuestro mundo está en cambio constante regido por la  velocidad de los nuevos saberes. Hablamos de posmodernidad y post, postmodernidad en cultura, educación, geopolítica entre otros aspectos. La tecnología nos ha acercado a las revoluciones y nos ha alejado de las costumbres y patrones socio familiares, generándose un nuevo costumbrismo que obliga a las generaciones anteriores a igualarse a las nuevas generaciones para reducir la brecha comunicacional y con ello los desniveles de convivencia, tanto en las aulas como en los demás entornos educativos y sociales.
Al decir de Cardona Ossa, la aldea global mundializó todo, las relaciones entre los países, el comercio, las comunicaciones y el conocimiento. La aldea global es una aldea sin fronteras. Ella significa el cambio del concepto tradicional de la geografía, (se acabo la Geografía) pues rompió los límites territoriales, dejándolos solamente como simples fronteras de soberanía. El mundo se comunica hoy en día y hace negocios sin necesidad de viajes, ni pasaportes. Las telecomunicaciones lo han cambiado todo. Este hecho de trascendencia inconmensurable traspasó la era de la revolución industrial para colocarnos en la era de las telecomunicaciones mucho más allá de la revolución de la información. Las autopistas de la información, con Internet como el hecho histórico del siglo XX, están produciendo cambios en la sociedad no imaginados antes. La sociedad encontró aquí, en esta revolución, una manera diferente y rápida de comunicarse, de transportar información, de adquirir conocimientos, de intercambiar productos y de acceder a las bases de conocimiento disponibles. También está cambiando la manera de trabajar, de viajar, de compartir, de socializar y de aprender.
En la sociedad del conocimiento, la ciencia y la tecnología van conquistando los distintos ámbitos que comprenden la vida diaria, en lo personal, lo profesional y lo organizacional, esto transformará nuestro modo de pensar, de sentir y de actuar como aspectos fundamentales de lo cognitivo, lo axiológico y lo motriz, dimensiones esenciales del hombre de hoy. Cada quién tiene su propia cosmovisión y las razones para sustentarla. Por eso y por los avances tecnológicos es que las profesiones y los oficios en esta sociedad del conocimiento o siglo del saber, cuentan con un creciente componente tecnológico y trae como consecuencia un mayor número de ocupaciones de alta tecnología. Las diferencias en el manejo del instrumental en campos como lo agrícola, la ingeniera, la medicina, la educación por nombrar solo algunos, conllevan al hecho que en la cima de la pirámide ocupacional se encuentre una nueva clase de talentos, dedicados a diseñar soluciones únicas para problemas únicos, son los gerentes del mañana. Cada día las competencias laborales y personales o duras y blandas, que exige la sociedad son mas sofisticadas, ya no es suficiente hablar de una profesión como Ingeniero o Administrador, sino que se exigirán unas competencias adicionales que cambiarán su perfil como, Ingeniero Administrativo de sistemas, Administrador de política de productos y así por el estilo.
Por ello, la educación debe replantear sus objetivos, sus metas, sus pedagogías y sus didácticas si quiere cumplir con su misión en el siglo XXI y satisfacer las necesidades de la sociedad del futuro. Navegar en la aldea global será una tarea que exige muy altos niveles de "inteligencia social" esto es, capacidad organizada del país para adaptarse a un mundo que cambia rápidamente, lo cual supone adquirir y procesar información sumamente compleja, para tomar decisiones que aseguren el aprovechamiento óptimo de cada coyuntura. La nueva realidad conlleva una ética de aceptación de la verdad, de responsabilidad, de autonomía, de compromiso con el bien público por encima de los intereses individuales o sectoriales, de respeto por los valores universales encarnados en los derechos humanos y en la práctica de la justicia para contribuir al logro de la paz.
La educación busca dentro de sus objetivos últimos la formación integral del ser humano, entendido como un ser de necesidades, habilidades y potencialidades. Busca intervenir en las Dimensiones cognitivas (conocimientos), axiológica (valores) y motriz (habilidades y destrezas), para mejorar la calidad de vida.
Hasta ahora la preparación de nuestros educandos se hace con una formación hacia el pasado. Si bien es cierto que debemos conocer nuestra historia como humanidad y saber de donde venimos para fijar el rumbo hacia donde queremos ir, no es menos cierto que lo estamos haciendo en forma errada. Para enseñar a gerenciar a nuestros participantes  nos basamos en la bibliografía más reciente que podamos encontrar, pero esta solo nos narra la forma como se hacía el hecho gerencial en nuestro pasado reciente. Por el solo hecho del manejo de la incertidumbre no podemos saber la receta para gerenciar en los años venideros, entonces surge la cuestión: ¿Cómo formaremos a los gerentes del mañana?, la respuesta nos la da la tecnología.
Con estudios personalizados basados en el uso de dispositivos tecnológicos que permitan la simulación de los hechos de acuerdo a las variables que vayamos manejando y sus condiciones de positividad o negatividad. Para logra eso hacen falta cambios ingentes, desde la dirección estratégica de la educación, vista esta como política de estado, hasta la puesta en práctica del hecho educativo por parte de sus actores primarios, lo cual produce escepticismo sobre el camino a seguir, ya que no se entiende la resistencia de los entes encargados de la supervisión de instituciones educativas y de personeros del mundo académico, quienes aferrados las formas y resultados de ese glorioso pero caduco pasado, obstaculizan los procesos educativos basados en la virtualidad y en el compartir de experiencias con instituciones extranjeras que permiten y apoyan la formación necesaria para la generación de relevo de acuerdo a las necesidades del mundo actual y globalizado.
La globalización implica la inclusión del mayor número posible de entes educativos de otras latitudes a nuestro quehacer educativo, para compartir saberes, experiencias, métodos y producción de conocimientos aplicables al hecho socioproductivo e integrativo actual.
A pesar de hablar de desarrollo e integración, seguimos aferrados al viejo concepto que establece, que los que ya hemos transitado esa senda de producir saberes, somos los que sabemos como se deben seguir produciendo los conocimientos, sin entender que los cambios introducidos en nuestra existencia por la revolución tecnológica que sacude las bases y las entrañas del modelo educativo casado con los cánones del pasado exigen de personas con visión de futuro y entendimiento de la problemática actual para poder realizar las propuestas correspondientes y quién mejor que nuestros niños y jóvenes para cumplir con esa delicada tarea y a la vez aprovechar las sinergias con países e instituciones educativas latinoamericanas y caribeñas.
Para lograr el éxito, debemos incorporar en la dirección del modelo educativo a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, que son quienes nos dirán como no aburrirse en las clases magistrales que marcan el actual modelo. Esos niños y jóvenes son los que pueden producir la revolución educativa y aseguro, que esta tendrá su basamento en la tecnología al servicio de la sociedad. Revisemos también sin pruritos ni prejuicios, otras experiencias enriquecedoras de otras latitudes.
La virtualidad del saber no supone un saber distinto, sea este mejor o no. Tampoco supone un saber de segundo o de tercera categoría. Todo lo contrario, supone un saber del más alto nivel. Los niños y jóvenes de la generación nativa no necesitan manuales para navegar por el mundo educativo. Necesitan libertad de acción para producir soluciones ingeniosas a los problemas que enfrentan, por lo que se corresponde con una transformación de los procesos mediante los que se aprende, constata (anota) y explica al mundo, procesos que están en sintonía y dependencia con el nivel de desarrollo de los medios tecnológicos del actual momento histórico.
Con la llegada de Internet, las barreras entre la escuela y el mundo exterior empiezan a colapsar a medida que profesores y alumnos establecen conexiones directas en un foro que oculta sus edades y los presenta como homólogos virtuales, pero esto deja al desnudo la falla en la formación de los formadores, cuando esta no está acorde con esos avances tecnológicos. Lo importante es vencer este temor y contribuir en la formación adecuada de manera inmediata de esos formadores, para que puedan dar respuesta acorde a los cuestionamientos a los que serán sometidos, pero igual de importante tiene que ser la flexibilización del aula y del currículo.
Debemos eliminar lo antes posible todo vestigio de esa deformación educativa, que insisto, tuvo mucho éxito, pero en una época distinta, las necesidades del educando de hoy no son teóricas, toda la teoría y métodos teóricos los consigue en Internet. Sus necesidades son prácticas, de experimentación y producción sin aburrimientos ni charlas tediosas que solo logran el rechazo de la mayoría. Tienen necesidades de socialización, porque debemos prepararlos para combatir el aislamiento que también produce el uso intensivo de la tecnología en todos los aspectos de su cotidianidad. Debemos cambiar las aulas convertidas en celdas y los alumnos privados de libertad (en sentido figurado) por espacios de aprendizaje compartidos por creadores, innovadores y emprendedores.
La cada vez más extendida inquietud en busca de un nuevo paradigma educativo en este siglo XXI no puede ser acometida por el sistema educativo en su conjunto ni tampoco por niveles o modalidades no reglamentadas. La transformación profunda tiene que producirse esta vez de abajo hacia arriba, desde una reconversión total de cada uno de los centros educativos, desde un cambio de actitudes y de planteamientos por parte de educadores y desde el empeño responsable de cada uno de los dicentes o alumnos, es decir, de quienes son los verdaderos “clientes” del proceso de aprendizaje, de acuerdo con el lenguaje y la mentalidad imperantes, inspirados en los principios de la economía libre o social de mercado. La sociedad del siglo XXI seguramente reafirmará que aprender es la más importante fuente de riqueza y bienestar, de capacidad de competir y de cooperar en paz. En consecuencia, cada institución educativa tiene que empezar por aceptar la necesidad de transformarse en una organización competitiva para facilitar el aprendizaje personal y colectivo ante el siglo XXI.
Algunos de los recursos tecnológicos aplicados en la educación ya empiezan a mostrar su eficacia algunos cambios comienzan a ser visibles, entre esos tenemos:
1. Nuevos modelos educativos que certifican el aprendizaje y que ya no privilegian solamente a la enseñanza; en otras palabras, el interés por crear ambientes de aprendizaje, donde el estudiante pueda en forma autodidacta adquirir sus conocimientos.
2. La Transmisión a distancia de videoconferencias ha mostrado que pueden reducirse costos e incrementarse considerablemente el número de personas que reciben los beneficios de una clase o conferencia; sin exagerar en sus beneficios, las videoconferencias permite que interactúen expositor y alumnos, ya no siendo necesario el traslado de ellos al lugar en el que el expositor se encuentra.
3. El uso intensivo de tecnología para buscar información en el mar de datos con el recurso de Internet. De esta manera, el estudiante puede fácilmente conseguir información disponible, con la mayor actualidad, y eliminar la problemática que se tenía con el uso de enciclopedias “caducas”.
4. El almacenamiento masivo de datos ya no en activos de computadora, sino en discos compactos que aseguran el mantenimiento de la información (pero también calidad y nitidez) en el acceso a la información.
5. El uso de tecnología multimedia en materia educativa, considerando que es más frecuente que el educando reciba por diferentes medios los contenidos; hay creciente interés por el uso de paquetes interactivos en ambientes multimedia.
6. El uso de tutoriales, utilizando computadora personal, esto ha permitido que el estudiante pueda aprender por medio de un paquete de cómputo, y ya no necesariamente con el apoyo de un asesor o profesor.
7. El acceso a docentes de todas las áreas del conocimiento sin importar el lugar del mundo en donde se encuentren. 8. La generación de aulas virtuales de aprendizaje AVP a las que alumnos y profesores pueden acceder a información e interactuar con homólogos virtuales del mismo interés educativo.
Le doy crédito a Guillermo Cardona Ossa ya que su escrito TENDENCIAS EDUCATIVAS PARA EL SIGLO XXI EDUCACIÓN VIRTUAL, ONLINE Y @LEARNING ELEMENTOS PARA LA DISCUSIÓN, me ha servido de inspiración para contribuir a la discusión del tema y he tomado del mismo algunos extractos para contextualizar las ideas presentadas.
Recomiendo ver el escrito completo en:                                                            
http://edutec.rediris.es/Revelec2/revelec15/cardona.pdf