Hablar de saberes es dar
apertura a la polémica enriquecedora y a fijar posturas ante las demandas de la
sociedad. Las últimas cinco décadas del siglo pasado y los primeros tres
lustros del presente siglo nos han presentado ideas, modelos, posturas y
revoluciones en materia educativa. Hemos escuchado desde conceptos como la
sociedad del conocimiento hasta el siglo del saber y todos ellos tienes sus
defensores y sus detractores. Lo que si queda claro es que cualquiera sea la
denominación aceptada o de nuestra preferencia, todas ellas están basadas en la
racionalidad científica y tecnológica.
El saber cambia
el mundo y nuestro mundo está en cambio constante regido por la velocidad de los nuevos saberes. Hablamos de
posmodernidad y post, postmodernidad en cultura, educación, geopolítica entre
otros aspectos. La tecnología nos ha acercado a las revoluciones y nos ha
alejado de las costumbres y patrones socio familiares, generándose un nuevo
costumbrismo que obliga a las generaciones anteriores a igualarse a las nuevas
generaciones para reducir la brecha comunicacional y con ello los desniveles de
convivencia, tanto en las aulas como en los demás entornos educativos y
sociales.
Al decir de Cardona
Ossa, la aldea global mundializó todo, las relaciones entre los países, el
comercio, las comunicaciones y el conocimiento. La aldea global es una aldea
sin fronteras. Ella significa el cambio del concepto tradicional de la
geografía, (se acabo la
Geografía ) pues rompió los límites territoriales, dejándolos
solamente como simples fronteras de soberanía. El mundo se comunica hoy en día
y hace negocios sin necesidad de viajes, ni pasaportes. Las telecomunicaciones
lo han cambiado todo. Este hecho de trascendencia inconmensurable traspasó la
era de la revolución industrial para colocarnos en la era de las
telecomunicaciones mucho más allá de la revolución de la información. Las
autopistas de la información, con Internet como el hecho histórico del siglo XX,
están produciendo cambios en la sociedad no imaginados antes. La sociedad
encontró aquí, en esta revolución, una manera diferente y rápida de
comunicarse, de transportar información, de adquirir conocimientos, de
intercambiar productos y de acceder a las bases de conocimiento disponibles. También
está cambiando la manera de trabajar, de viajar, de compartir, de socializar y
de aprender.
En la sociedad del
conocimiento, la ciencia y la tecnología van conquistando los distintos ámbitos
que comprenden la vida diaria, en lo personal, lo profesional y lo organizacional,
esto transformará nuestro modo de pensar, de sentir y de actuar como aspectos
fundamentales de lo cognitivo, lo axiológico y lo motriz, dimensiones
esenciales del hombre de hoy. Cada quién tiene su propia cosmovisión y las
razones para sustentarla. Por eso y por los avances tecnológicos es que las
profesiones y los oficios en esta sociedad del conocimiento o siglo del saber,
cuentan con un creciente componente tecnológico y trae como consecuencia un
mayor número de ocupaciones de alta tecnología. Las diferencias en el manejo
del instrumental en campos como lo agrícola, la ingeniera, la medicina, la
educación por nombrar solo algunos, conllevan al hecho que en la cima de la pirámide
ocupacional se encuentre una nueva clase de talentos, dedicados a diseñar
soluciones únicas para problemas únicos, son los gerentes del mañana. Cada día
las competencias laborales y personales o duras y blandas, que exige la
sociedad son mas sofisticadas, ya no es suficiente hablar de una profesión como
Ingeniero o Administrador, sino que se exigirán unas competencias adicionales que
cambiarán su perfil como, Ingeniero Administrativo de sistemas, Administrador
de política de productos y así por el estilo.
Por ello, la educación debe
replantear sus objetivos, sus metas, sus pedagogías y sus didácticas si quiere
cumplir con su misión en el siglo XXI y satisfacer las necesidades de la
sociedad del futuro. Navegar en la aldea global será una tarea que exige muy
altos niveles de "inteligencia social" esto es, capacidad organizada
del país para adaptarse a un mundo que cambia rápidamente, lo cual supone
adquirir y procesar información sumamente compleja, para tomar decisiones que
aseguren el aprovechamiento óptimo de cada coyuntura. La nueva realidad
conlleva una ética de aceptación de la verdad, de responsabilidad, de autonomía,
de compromiso con el bien público por encima de los intereses individuales o sectoriales,
de respeto por los valores universales encarnados en los derechos humanos y en
la práctica de la justicia para contribuir al logro de la paz.
La educación busca dentro de
sus objetivos últimos la formación integral del ser humano, entendido como un
ser de necesidades, habilidades y potencialidades. Busca intervenir en las
Dimensiones cognitivas (conocimientos), axiológica (valores) y motriz (habilidades
y destrezas), para mejorar la calidad de vida.
Hasta ahora la preparación de
nuestros educandos se hace con una formación hacia el pasado. Si bien es cierto
que debemos conocer nuestra historia como humanidad y saber de donde venimos
para fijar el rumbo hacia donde queremos ir, no es menos cierto que lo estamos
haciendo en forma errada. Para enseñar a gerenciar a nuestros
participantes nos basamos en la
bibliografía más reciente que podamos encontrar, pero esta solo nos narra la
forma como se hacía el hecho gerencial en nuestro pasado reciente. Por el solo
hecho del manejo de la incertidumbre no podemos saber la receta para gerenciar
en los años venideros, entonces surge la cuestión: ¿Cómo formaremos a los
gerentes del mañana?, la respuesta nos la da la tecnología.
Con estudios personalizados
basados en el uso de dispositivos tecnológicos que permitan la simulación de
los hechos de acuerdo a las variables que vayamos manejando y sus condiciones
de positividad o negatividad. Para logra eso hacen falta cambios ingentes,
desde la dirección estratégica de la educación, vista esta como política de
estado, hasta la puesta en práctica del hecho educativo por parte de sus
actores primarios, lo cual produce escepticismo sobre el camino a seguir, ya
que no se entiende la resistencia de los entes encargados de la supervisión de
instituciones educativas y de personeros del mundo académico, quienes aferrados
las formas y resultados de ese glorioso pero caduco pasado, obstaculizan los
procesos educativos basados en la virtualidad y en el compartir de experiencias
con instituciones extranjeras que permiten y apoyan la formación necesaria para
la generación de relevo de acuerdo a las necesidades del mundo actual y
globalizado.
La globalización implica la
inclusión del mayor número posible de entes educativos de otras latitudes a
nuestro quehacer educativo, para compartir saberes, experiencias, métodos y
producción de conocimientos aplicables al hecho socioproductivo e integrativo actual.
A pesar de hablar de
desarrollo e integración, seguimos aferrados al viejo concepto que establece,
que los que ya hemos transitado esa senda de producir saberes, somos los que
sabemos como se deben seguir produciendo los conocimientos, sin entender que
los cambios introducidos en nuestra existencia por la revolución tecnológica
que sacude las bases y las entrañas del modelo educativo casado con los cánones
del pasado exigen de personas con visión de futuro y entendimiento de la
problemática actual para poder realizar las propuestas correspondientes y quién
mejor que nuestros niños y jóvenes para cumplir con esa delicada tarea y a la
vez aprovechar las sinergias con países e instituciones educativas
latinoamericanas y caribeñas.
Para lograr el éxito, debemos
incorporar en la dirección del modelo educativo a nuestros niños, adolescentes
y jóvenes, que son quienes nos dirán como no aburrirse en las clases
magistrales que marcan el actual modelo. Esos niños y jóvenes son los que
pueden producir la revolución educativa y aseguro, que esta tendrá su basamento
en la tecnología al servicio de la sociedad. Revisemos también sin pruritos ni prejuicios,
otras experiencias enriquecedoras de otras latitudes.
La virtualidad del saber no
supone un saber distinto, sea este mejor o no. Tampoco supone un saber de segundo
o de tercera categoría. Todo lo contrario, supone un saber del más alto nivel. Los
niños y jóvenes de la generación nativa no necesitan manuales para navegar por
el mundo educativo. Necesitan libertad de acción para producir soluciones
ingeniosas a los problemas que enfrentan, por lo que se corresponde con una
transformación de los procesos mediante los que se aprende, constata (anota) y
explica al mundo, procesos que están en sintonía y dependencia con el nivel de desarrollo
de los medios tecnológicos del actual momento histórico.
Con la llegada de Internet,
las barreras entre la escuela y el mundo exterior empiezan a colapsar a medida
que profesores y alumnos establecen conexiones directas en un foro que oculta
sus edades y los presenta como homólogos virtuales, pero esto deja al desnudo
la falla en la formación de los formadores, cuando esta no está acorde con esos
avances tecnológicos. Lo importante es vencer este temor y contribuir en la
formación adecuada de manera inmediata de esos formadores, para que puedan dar
respuesta acorde a los cuestionamientos a los que serán sometidos, pero igual
de importante tiene que ser la flexibilización del aula y del currículo.
Debemos eliminar lo antes
posible todo vestigio de esa deformación educativa, que insisto, tuvo mucho éxito,
pero en una época distinta, las necesidades del educando de hoy no son
teóricas, toda la teoría y métodos teóricos los consigue en Internet. Sus
necesidades son prácticas, de experimentación y producción sin aburrimientos ni
charlas tediosas que solo logran el rechazo de la mayoría. Tienen necesidades
de socialización, porque debemos prepararlos para combatir el aislamiento que
también produce el uso intensivo de la tecnología en todos los aspectos de su cotidianidad.
Debemos cambiar las aulas convertidas en celdas y los alumnos privados de
libertad (en sentido figurado) por espacios de aprendizaje compartidos por
creadores, innovadores y emprendedores.
La cada vez más extendida
inquietud en busca de un nuevo paradigma educativo en este siglo XXI no puede
ser acometida por el sistema educativo en su conjunto ni tampoco por niveles o
modalidades no reglamentadas. La transformación profunda tiene que producirse
esta vez de abajo hacia arriba, desde una reconversión total de cada uno de los
centros educativos, desde un cambio de actitudes y de planteamientos por parte
de educadores y desde el empeño responsable de cada uno de los dicentes o
alumnos, es decir, de quienes son los verdaderos “clientes” del proceso de
aprendizaje, de acuerdo con el lenguaje y la mentalidad imperantes, inspirados
en los principios de la economía libre o social de mercado. La sociedad del
siglo XXI seguramente reafirmará que aprender es la más importante fuente de
riqueza y bienestar, de capacidad de competir y de cooperar en paz. En consecuencia,
cada institución educativa tiene que empezar por aceptar la necesidad de
transformarse en una organización competitiva para facilitar el aprendizaje
personal y colectivo ante el siglo XXI.
Algunos de los recursos
tecnológicos aplicados en la educación ya empiezan a mostrar su eficacia
algunos cambios comienzan a ser visibles, entre esos tenemos:
1. Nuevos modelos educativos
que certifican el aprendizaje y que ya no privilegian solamente a la enseñanza;
en otras palabras, el interés por crear ambientes de aprendizaje, donde el
estudiante pueda en forma autodidacta adquirir sus conocimientos.
2. La Transmisión a
distancia de videoconferencias ha mostrado que pueden reducirse costos e
incrementarse considerablemente el número de personas que reciben los
beneficios de una clase o conferencia; sin exagerar en sus beneficios, las
videoconferencias permite que interactúen expositor y alumnos, ya no siendo
necesario el traslado de ellos al lugar en el que el expositor se encuentra.
3. El uso intensivo de
tecnología para buscar información en el mar de datos con el recurso de
Internet. De esta manera, el estudiante puede fácilmente conseguir información
disponible, con la mayor actualidad, y eliminar la problemática que se tenía
con el uso de enciclopedias “caducas”.
4. El almacenamiento masivo de
datos ya no en activos de computadora, sino en discos compactos que aseguran el
mantenimiento de la información (pero también calidad y nitidez) en el acceso a
la información.
5. El uso de tecnología
multimedia en materia educativa, considerando que es más frecuente que el
educando reciba por diferentes medios los contenidos; hay creciente interés por
el uso de paquetes interactivos en ambientes multimedia.
6. El uso de tutoriales,
utilizando computadora personal, esto ha permitido que el estudiante pueda
aprender por medio de un paquete de cómputo, y ya no necesariamente con el
apoyo de un asesor o profesor.
7. El acceso a docentes de
todas las áreas del conocimiento sin importar el lugar del mundo en donde se
encuentren. 8. La generación de aulas virtuales de aprendizaje AVP a las que
alumnos y profesores pueden acceder a información e interactuar con homólogos
virtuales del mismo interés educativo.
Le doy crédito a Guillermo
Cardona Ossa ya que su escrito TENDENCIAS EDUCATIVAS PARA EL SIGLO XXI EDUCACIÓN VIRTUAL, ONLINE Y @LEARNING ELEMENTOS PARA LA DISCUSIÓN, me ha servido
de inspiración para contribuir a la discusión del tema y he tomado del mismo
algunos extractos para contextualizar las ideas presentadas.
Recomiendo
ver el escrito completo en:
http://edutec.rediris.es/Revelec2/revelec15/cardona.pdf