Comienza el 2013
de manera bien agitada, la ausencia del Presidente para asumir el nuevo mandato
presidencial y la sentencia del TSJ, colocaron pesadez en el ambiente y en
medio de ese clima de incertidumbre debe desenvolverse la vida del país, con
afección directa hacia lo público, lo privado y lo personal. La situación político
económica hace mella en todos los actores del quehacer nacional y del
internacional. Algunas naciones estados y sus personeros, han mostrado
preocupación por lo que sucede en el país, otras lo han avalado y esto conlleva
más incertidumbre a la cotidianeidad del venezolano.
Algunos actores
políticos han comenzado de manera abierta la campaña electoral, ya que aseguran,
debe producirse una nueva elección presidencial, otros lo hacen con mayor bajo
perfil o de manera soterrada. La devaluación y el paquete de medidas económicas
que debe aplicarse y que se le endilgó al candidato opositor en las pasadas
elecciones, se hace impostergable, lo que se está midiendo es el costo político
consecuencia de esas medidas. Por supuesto que el ciudadano de a pie se pregunta,
¿Qué se hizo la mayor riqueza de la historia venezolana, representada por los petrodólares?,
¿Por qué los administrados deben pagar las torpezas e incapacidades de los
administradores?
En medio de ese
panorama debe continuar la función, sin credibilidad sobre la información
presentada y sobre la situación de país, en medio de la incertidumbre para el
pequeño empresario, el emprendedor, la banca, la industria, el comercio, el
agro y toda la actividad productiva del país. Sin embargo, como debemos seguir
siendo parte de la solución y no del problema, tenemos que seguir adelante,
poniendo en práctica imaginación y creatividad.
Comenzamos a ver
las oportunidades donde otros ven los problemas y hemos comenzado a recorrer el
país, para llevar nuevas propuestas educativas y nuevas formas de abordaje de
las oportunidades planteadas. La educación debe reinventarse en situaciones
como estas y aprovechar la incertidumbre para generar nuevos modelos que den
respuesta a estas situaciones y que coadyuven a lograr el sueño de la Venezuela
que nos merecemos.
Apostamos a un constructivismo
práctico y no teórico conductista que permita que los participantes de las
actividades académicas se sientan en una verdadera escuela de negocios, que les
provea en primera instancia saberes y competencias y como fin ulterior la
posibilidad de titularse, lo cual obliga a la universidad, sus actores activos
y pasivos, sus usufructuarios y las propias autoridades educativas del país a
entender la necesidad de permitir formas novedosas en el campo universitario,
algunas de las cuales ya se aplican con muchísimo éxito en otras latitudes y
que permiten combatir la titularitis que como mal endémico ha transfigurado el
deber ser de la universidad o de las instituciones educativas a este nivel.
Debemos dejar
atrás esa realidad tergiversada y apostar por los nuevos modelos, debemos
atrevernos a formar profesionales distintos, que se desempeñen con éxito en las
diversas actividades de la vida y en las distintas áreas del saber. Debemos
egresar de los espacios académicos, verdaderos gerentes y no estudiantes
titulados con un amplio bagaje de teorías, que sin saber cómo aplicarlas ni
donde aplicarlas, deambulan por el mundo. Las nuevas generaciones nos lo
demandan y la burocracia y los entes burocráticos, la más de las veces pseudo
controladores del mundo universitario, no pueden impedir ya estos cambios.
Las redes
sociales se constituyen en estos casos, en los verdaderos instrumentos de la
globalización y ya ni los países donde imperan los regímenes totalitarios y
dictatoriales pueden impedir que se conozca la nueva realidad y el éxito de los
nuevos modelos.
Por supuesto que
habremos de seguir escuchando las voces agoreras de aquellos personeros de la
vida universitaria que se quedaron enclaustrados en la vieja universidad, en la
capsula del tiempo, esperando que en algún momento del no muy lejano futuro, alguien
los redescubra, pero no para lo que ellos quieren, sino para mostrarle al mundo
el ejemplo de la vieja universidad, esa que le legó muchísimas cosas buenas y
oportunidades al mundo de la época, pero que no se reinventó a sí misma y por
tanto quedó como el vívido ejemplar de la historia universal que debe reposar
en los anaqueles de las viejas bibliotecas y que será consultado cuando
tengamos la oportunidad de consultar los errores que no debemos volver a
cometer.
Para lograr los
cambios demandados, se debe apostar al talento humano, a redefinir la labor de
los docentes, pero también el perfil de entrada de los participantes y se
configura así la cadena que de manera descendiente, continua y cíclica debe
configurarse para lograr el insumo de entrada que permita al sistema educativo
lograr la excelencia que durante siglos ha buscado.
La
flexibilización del currículo y de los cursos que conforman los programas que
administran las distintas casas de estudios, su engranaje con el sector socio
productivo y una nueva ética empresarial deben perfilar al nuevo mundo
universitario. La autonomía y le experimentalidad deben evaluarse y redefinirse,
para evitar la obsolescencia prematura de las instituciones, sus programas y el
talento humano egresado de ellas. Los equipos de alto rendimiento conformados
como unidades de negocios dentro de los espacios académicos, deben sustituir a
la vieja forma del estudio individual o grupal, esa que no ha permitido hasta
ahora, el libre accionar del pensamiento en la multidisciplinaridad, ya que
continúa atado a la vieja figura del profesor autoritario, sin experiencia en
el campo laboral, ya que toda su trayectoria profesional ha discurrido entre
las paredes de esa vetusta aula de clases y su concepto errado como espacio
para compartir saberes.
El cambio no es
bien avenido en este mundo tan cerrado, que se contradice con el deber ser de
la apertura que debe significar el claustro. El longevo concepto debe ser
archivado y darle paso a nuevas formas organizativas que den respuesta a las
demandas de la nueva generación de docentes, a la nueva visión que ellos
encarnan y a la semejanza con el mundo real. La otrora universidad, debe dejar
de ser el espejo de un mundo ya desaparecido o en vías de extinción y la nueva
institución debe prepararse para abordar con éxito, el nuevo modelo de mundo
competitivo, globalizado, tecnificado y socio aplicado, para lograr mayor
calidad de vida a la sociedad.
Siempre habrá
resistencia, algunos tiene visiones distintas, ninguna puede ser negada, todas
deben ser respetadas, pero debemos estas conscientes que el modelo actual está
agotado, ya no responde a las exigencias que se les hace, ni a la formación de
profesionales acordes a las exigencias personales y profesionales del los
tiempos que hoy transitamos, ya ni los estudiantes son contestatarios ni
protestantes, 2 hechos que los caracterizaban por encima de cualquier otro. Eso
es un claro indicador del agotamiento del viejo modelo y debemos rescatar la
protesta, respetuosa y bajo el imperio de la ley claro está, pero protesta de
los nuevos actores, por la nueva visión y por un mundo mejor. Los ideales de la
lucha estudiantil y de la propia universidad, deben ser relanzados para que
podamos oler y palpar el futuro, para poder seguir soñando y para poder
morirnos en paz. Algunos no podrán hacer esto último, por no haber cumplido con
los cambios prometidos ya que una vez llegados al poder, traicionaron a los que
en ellos creyeron y a sus propios ideales, la enfermedad del poder los engulló
Cambiar si,
destruir no. Actores políticos han confundido en la historia contemporánea y en
la reciente el cambio, con la destrucción de las instituciones y lo que ellas
representan. Debo dejar claro que rechazo de plano todo tipo de violencia y destrucción
y más cuando ellas son usadas con fines personalistas para aferrarse al poder y
tratar de cambiar la sentencia de la transitoriedad del mismo. Me pronuncio por
el cambio como consecuencia de los avances de esas mismas instituciones que hoy
aupamos a reinventarse y los frenos generados al cambio y desarrollo cuando no
respondió como se esperaba. La institucionalidad debe ser preservada y las autoridades
de estas, deben entender las necesidades de esta nueva sociedad y sus
características para poder darle respuestas oportunas.
Los retos, los
habremos de asumir con mentalidad de lucha y visión de triunfadores y las
adversidades no habrán de amilanarnos.