sábado, 22 de noviembre de 2014

EL FUTURO DE LA UNIVERSIDAD Y DEL TITULO UNIVERSITARIO

Para Jorge Ares Pons,  el destino de las universidades latinoamericanas es sumamente preocupante, más en el contexto de una crisis mundial de la educación que lleva ya varios decenios. Preocupa especialmente el futuro de aquellas universidades realmente merecedoras de ese nombre: autónomas, cogobernadas democráticamente, seriamente centradas en los aspectos epistemológicos de su gestión, pero también atentas a las consecuencias éticas del uso del conocimiento que generan y difunden.
Muy particularmente preocupa el destino de aquellas universidades públicas que, además, mantienen una arraigada tradición de libre acceso a la educación superior, fruto de una sincera convicción de servicio y no de un mero laissez faire populista. El papel de las universidades en esta cuestionada sociedad de consumo que nos ha tocado en suerte, es de fundamental importancia como baluarte frente a las visiones econometristas totalitarias que van erosionando progresivamente los valores fundamentales de la convivencia humana.
Dice Estela Quintar: Uno de los problemas más descarnados que viven hoy las Universidades de América Latina es lo que podría llamarse: "el olvido del sujeto”, olvido instalado desde una sutil –a la vez que estridente y escandalosa lógica de mercado solapada –y muchas veces justificada– por todos nosotros. Lógica que ha privatizado lo público en prácticas, relaciones, representaciones y modos de pensar y pensarse en la realidad que, más que cuidar “lo de todos”, están dirigidas a cuidar los intereses individuales de quienes han reducido lo educativo a la salida laboral y de subsistencia por sobre la opción por un trabajo de compromiso social y cultural de contribuir a la organización de horizontes de futuro.
La universidad hoy se ha transformado en un ámbito aún necesario para la movilidad social pero cada vez más excluyente; los “profesores – investigadores” ya no quieren enseñar en licenciatura porque los posgrados dan más puntos, los posgrados – en nombre de la calidad universitaria – tienden a masificarse en tanto se amplía el esfuerzo de estudios para las mayoría, con lo cual los niveles de exclusión que trajo “la fuga hacia delante”, es cada vez mayor.
El fenómeno de grandes universidades se ha dado, sobre todo, bajo esquemas de educación a distancia o abierta. Por ejemplo, en la clasificación por tamaño e importancia que ha realizado John S. Daniel, en su trabajo referido a MegaUniversidades. Desde la perspectiva de este autor, una MegaUniversidad se define, entre otras cosas, porque cuenta con más de 100 mil estudiantes.
Daniel precisa muy bien que el carácter de estas instituciones está determinado por el uso y manejo de nuevas tecnologías para la educación a distancia, y que su proceso de constitución se ha relacionado directamente con la ampliación de las posibilidades de acceso social y la reducción de costos.
Los logros económicos suscitados por las políticas económicas neoliberales en América latina, no incidieron de forma estructural en el mejoramiento de la calidad de vida y en el bienestar de las mayorías de la región, ni en los indicadores generales de desarrollo humano, incluyendo el de sus niveles educativos; estos siguieron siendo precarios, por decir lo menos.
El balance en cuanto a educación se refiere, fue señalado por la UNESCO, en un reciente informe:
“…la implementación de medidas de austeridad ha comprometido el acceso, la calidad y la equidad en la educación. El promedio del tiempo pasado en el sistema escolar por las cohortes juveniles actuales de América Latina es de menos de nueve años, siendo éste apenas superior en año y medio al de veinte años antes. Este promedio encubre grandes desigualdades derivadas del nivel de ingreso de los padres y del hecho de vivir en el campo o en las ciudades, y queda muy por debajo de los doce años, que es, a juicio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el mínimo de educación necesario para ganar un salario que permita al interesado, entre otros factores sociopolíticos, liberarse de la pobreza a lo largo de su vida activa. Como, a juzgar por el indicador compuesto de la pobreza humana del PNUD (Indice de la Pobreza Humana), que mide las carencias en lo concerniente a las dimensiones fundamentales del desarrollo humano, la pobreza afecta a más del 5% de la población en todos los países de la región, salvo en Argentina, Costa Rica, Cuba, Chile y Uruguay, y a más del 20% en Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, resulta preocupante semejante falta de progreso en el número de años pasado en la escuela”.
En cuanto a la perspectiva futura, investigaciones que han indagado las relaciones entre las subjetividades de los jóvenes y el mercado de trabajo como la de Filmus, Kaplan, Miranda y Moragues, (2001) muestran que los jóvenes tienen percepciones bastante ajustadas de lo que sucede en el mercado de trabajo. Filmus enfatiza una paradoja. En general, los jóvenes perciben que egresan con una baja formación para las demandas del mercado de trabajo, pero a la vez sienten que la escuela es el lugar donde han aprendido lo poco que saben.
De allí, que el futuro de la universidad y por consiguiente de la titulación dada por las mismas ha comenzado a ser cuestionado y se buscan alternativas que den respuesta a las demandas de la sociedad en esta materia.
Cuando el salario mínimo en Venezuela no alcanza para subsistir y la permanencia en las aulas se hace excesivamente larga para poder incorporarse al sector productivo, los jóvenes universitarios comienzan a desertar para poder conseguir algún trabajo que permita contribuir con el sustento familiar. por otro lado, el modelo pasivo, obsoleto y poco participativo de la universidad tradicional, ha comenzado su enfrentamiento frente a la incorporación de la tecnología y la semi presencialidad o virtualidad, que exige la participación activa de los actores educativos en detrimento de la vieja figura del profesor universitario, “dueño absoluto” de la verdad.
El valor del título es desigual en términos tanto de protección contra el desempleo como en lo que respecta a la calidad de los empleos (Salvia y Tuñon, 2003; Filmus, Kaplan, Miranda y Moragues, 2001). Entre las razones de esta diferenciación, está el rol del capital social y de las redes familiares en el acceso a buenos empleos (Jacinto, 1996). Esto coincide con los relatos de los jóvenes estudiantes que identifican las redes sociales como el medio principal por el cual consiguen sus primeros trabajos. Las redes sociales son el elemento por excelencia de reproducción de las desigualdades sociales (Jacinto, 1996). Redes que están vinculadas con los grupos sociales afines a su ámbito socioeconómico.
Es decir, que los jóvenes de los sectores bajos son los más perjudicados. Estudios realizados en los últimos diez años demuestran que el itinerario laboral de los jóvenes en situación de pobreza es recorrido con escasos grados de libertad (Jacinto, 1991; Mekler, 1991; Gallart, Moreno, Cerruti y Súarez, 1992; Macri y Van Kemenade, 1993; Moreno, Suárez y Binstock, 1994; Jacinto, 1995).
La inserción temprana en ocupaciones precarias, inestables y poco calificadas está en relación con una identidad que se construye sobre la base de otra serie de precariedades: pertenecer a barrios marginales y viviendas precarias. Varias investigaciones mencionan que cuando más restringida es la red de relaciones sociales, menores son las oportunidades del joven, especialmente en contextos desfavorables.
Por otro lado, los jóvenes de los sectores populares y medios, buscan distinguir entre lo que les da una salida laboral segura (vinculada con carreras más tradicionales) o salidas laborales más novedosas, como por ejemplo, música, chef, imagen y sonido, etcétera.
Algunos, también se ven terminando la carrera universitaria en cinco años, pero en menor medida se ven trabajando con cierta inestabilidad económica personal que les imposibilita independizarse de sus familias. En muy pocos casos se ven viviendo solos. En este grupo de jóvenes, la proyección a futuro en tanto autonomía familiar e independencia económica es más difusa. De hecho en algunos jóvenes de sectores medios les cuesta proyectarse a futuro o dudan lo que podrían estar haciendo. Es como que el futuro es más incierto y que requieren un tiempo mayor que los jóvenes de sectores altos para lograr plena independencia económica y familiar.
¿Cuáles serán los profesionales más demandados por las empresas y los mejor pagados?  El informe ‘Los + buscados de 2012’ señala que figuras como el consultor SAP (que implanta las aplicaciones de negocio para gestionar las empresas) o el Market Manager (sobre todo en las firmas vinculadas al turismo) cobran cada vez más importancia. También el Responsable de compras (controla los costes, de ahí su actual valor). Adecco subraya que son igualmente demandados los perfiles técnicos: Ingenieros de telecomunicaciones y de calidad siguen siendo básicos en las organizaciones, mientras que el sector industrial tendrá que seguir echando mano de los Ingenieros de producción y producto.
Quienes están sorteando mejor la crisis son los sectores de la informática, las telecomunicaciones y los contenidos multimedia. Lo que está claro es que la demanda de trabajadores con conocimientos de idiomas sigue incrementándose según dicho informe. El inglés no abandona el puesto ‘top’ de la lista, si bien el francés gana algo de terreno, pues hoy por hoy constituye un valor añadido que no todo profesional puede aportar. Y no hay que perder de vista otros idiomas como el chino, el japonés e incluso el árabe, pues crecen los puestos de trabajo que los incluyen como mérito o requisito.
Para Javier J Navarro, La educación superior o terciaria, (universidades principalmente) se va volviendo cada vez más cara. La subida de las tasas universitarias en España o en Reino Unido lo muestran. Aún así la educación superior en Europa resulta muy barata si la comparamos con lo que cuesta en Estados Unidos, donde un título universitario puede conllevar una deuda del tamaño de una casa.
El gran contraste frente a ello son las plataformas gratuitas online que están desarrollando algunas universidades de prestigio. He mencionado alguna vez MITx, que ahora se ha convertido enEdX al incorporarse Harvard y Berkeley en el proyecto. Por otro lado está Coursera, que incluye a Stanford, Caltech, Princeton y otras cuantas universidades de prestigio. Ambas plataformas ofrecen cursos equivalentes a los de sus universidades online y gratuitos.
Creo que no queda mucho tiempo para que estas universidades empiecen a emitir títulos legalmente reconocidos como oficiales. De momento por parte de EdX se empiezan a emitir certificados. La pregunta es cuánto tiempo queda para que estas plataformas puedan emitir títulos, porque ya existen universidades a distancia desde hace mucho tiempo.
En Venezuela, nos han acostumbrado a la titulación y de allí que aún queden muchos jóvenes más pendientes del título que de los conocimientos, lo cual es lamentable, ya que el futuro se nos ha hecho presente y la tecnología es la principal herramienta para formarnos en los nuevos modelos educativos, que evitan la obsolescencia prematura del talento humano y permiten la adquisición de saberes acordes con los desarrollos tecnológicos e industriales de las organizaciones laborales.
En sociedades distintas y en la nuestra, ya son muchos los patrones que prefieren un certificado CISCO o MICROSOFT, por decir algunos, que a un egresado universitario del sistema tradicional, formados con pensa obsoleto o no actualizado. Esas personas certificadas por esas universidades laborales, han desarrollado competencias acordes para su exitoso desarrollo en el campo laboral y en la mayoría de los casos, como consecuencia de una transdisciplinariedad emergente que termina dando origen a nuevas disciplinas dentro de la ciencia, la tecnología y la administración de empresas.
De allí, que en Venezuela hoy se ofertan alternativas a la titulación universitaria, tales como las insignias, la certificación de competencias, los diplomados y la educación continua. Frente a estas circunstancias, la universidad tradicional se ha visto en franca desventaja y hasta ahora, la respuesta no ha sido la esperada por muchos jóvenes y empresarios.

Se ha comenzado a desarrollar la cultura del emprendimiento como forma de paliar todas las crisis juntas por parte de los jóvenes necesitados de incorporarse la mercado laboral, dejando de lado las profesiones tradicionales y la titulación universitaria, que ya no genera las mismas ilusiones que generaba 20 años atrás y para muchos, cuando se busca un título universitario, pues entonces hay que buscarlo con validez internacional y debidamente apostillado.