Para Jorge Ares Pons, el destino de las universidades latinoamericanas es sumamente preocupante, más en el contexto de una
crisis mundial de la educación que lleva ya varios decenios. Preocupa especialmente el futuro de aquellas
universidades realmente merecedoras de ese nombre: autónomas, cogobernadas
democráticamente, seriamente centradas en los aspectos epistemológicos de su
gestión, pero también atentas a las consecuencias éticas del uso del
conocimiento que generan y difunden.
Muy particularmente preocupa
el destino de aquellas universidades públicas que, además,
mantienen una arraigada tradición de libre acceso a la educación superior,
fruto de una sincera convicción de servicio y no de un mero laissez faire
populista. El papel de las universidades en esta
cuestionada sociedad de consumo que nos ha tocado en suerte, es de fundamental
importancia como baluarte frente a las visiones econometristas totalitarias que
van erosionando progresivamente los valores fundamentales de la convivencia
humana.
Dice Estela Quintar: Uno de los problemas más descarnados que viven hoy las Universidades de América Latina es lo que podría llamarse: "el olvido del sujeto”, olvido instalado desde una sutil –a la vez que
estridente y escandalosa lógica de mercado solapada –y muchas veces
justificada– por todos nosotros. Lógica que ha privatizado lo público en
prácticas, relaciones, representaciones y modos de pensar y pensarse en la
realidad que, más que cuidar “lo de todos”, están dirigidas a cuidar los
intereses individuales de quienes han reducido lo educativo a la salida laboral
y de subsistencia por sobre la opción por un trabajo de compromiso social y
cultural de contribuir a la organización de horizontes de futuro.
La universidad hoy se ha
transformado en un ámbito aún necesario para la movilidad social pero cada vez
más excluyente; los “profesores – investigadores” ya no quieren enseñar en
licenciatura porque los posgrados dan más puntos, los posgrados – en nombre de
la calidad universitaria – tienden a masificarse en tanto se amplía el esfuerzo
de estudios para las mayoría, con lo cual los niveles de exclusión que trajo
“la fuga hacia delante”, es cada vez mayor.
El fenómeno de grandes
universidades se ha dado, sobre todo, bajo esquemas de educación a distancia o
abierta. Por ejemplo, en la clasificación por tamaño e importancia que ha
realizado John S. Daniel, en su trabajo referido a MegaUniversidades. Desde la
perspectiva de este autor, una MegaUniversidad se define, entre otras cosas, porque
cuenta con más de 100 mil estudiantes.
Daniel precisa muy bien que el carácter
de estas instituciones está determinado por el uso y manejo de nuevas
tecnologías para la educación a distancia, y que su proceso de constitución se
ha relacionado directamente con la ampliación de las posibilidades de acceso
social y la reducción de costos.
Los logros económicos suscitados
por las políticas económicas neoliberales en América latina, no incidieron de
forma estructural en el mejoramiento de la calidad de vida y en el bienestar de
las mayorías de la región, ni en los indicadores generales de desarrollo
humano, incluyendo el de sus niveles educativos; estos siguieron siendo
precarios, por decir lo menos.
El balance en cuanto a educación
se refiere, fue señalado por la UNESCO, en un reciente informe:
“…la implementación de medidas de
austeridad ha comprometido el acceso, la calidad y la equidad en la educación.
El promedio del tiempo pasado en el sistema escolar por las cohortes juveniles
actuales de América Latina es de menos de nueve años, siendo éste apenas superior
en año y medio al de veinte años antes. Este promedio encubre grandes
desigualdades derivadas del nivel de ingreso de los padres y del hecho de vivir
en el campo o en las ciudades, y queda muy por debajo de los doce años, que es,
a juicio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el mínimo de
educación necesario para ganar un salario que permita al interesado, entre
otros factores sociopolíticos, liberarse de la pobreza a lo largo de su vida
activa. Como, a juzgar por el indicador compuesto de la pobreza humana del PNUD
(Indice de la Pobreza Humana), que mide las carencias en lo concerniente a las dimensiones
fundamentales del desarrollo humano, la pobreza afecta a más del 5% de la población
en todos los países de la región, salvo en Argentina, Costa Rica, Cuba, Chile y
Uruguay, y a más del 20% en Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras y
Nicaragua, resulta preocupante semejante falta de progreso en el número de años
pasado en la escuela”.
En cuanto a la perspectiva
futura, investigaciones que han indagado las relaciones entre las
subjetividades de los jóvenes y el mercado de trabajo como la de Filmus,
Kaplan, Miranda y Moragues, (2001) muestran que los jóvenes tienen percepciones
bastante ajustadas de lo que sucede en el mercado de trabajo. Filmus enfatiza
una paradoja. En general, los jóvenes perciben que egresan con una baja
formación para las demandas del mercado de trabajo, pero a la vez sienten que
la escuela es el lugar donde han aprendido lo poco que saben.
De allí, que el futuro de la
universidad y por consiguiente de la titulación dada por las mismas ha
comenzado a ser cuestionado y se buscan alternativas que den respuesta a las
demandas de la sociedad en esta materia.
Cuando el salario mínimo en
Venezuela no alcanza para subsistir y la permanencia en las aulas se hace
excesivamente larga para poder incorporarse al sector productivo, los jóvenes
universitarios comienzan a desertar para poder conseguir algún trabajo que
permita contribuir con el sustento familiar. por otro lado, el modelo pasivo, obsoleto
y poco participativo de la universidad tradicional, ha comenzado su
enfrentamiento frente a la incorporación de la tecnología y la semi
presencialidad o virtualidad, que exige la participación activa de los actores
educativos en detrimento de la vieja figura del profesor universitario, “dueño
absoluto” de la verdad.
El valor del título es desigual en términos
tanto de protección contra el desempleo como en lo que respecta a la calidad de
los empleos (Salvia y Tuñon, 2003; Filmus, Kaplan, Miranda y Moragues, 2001).
Entre las razones de esta diferenciación, está el rol del capital social y de
las redes familiares en el acceso a buenos empleos (Jacinto, 1996). Esto
coincide con los relatos de los jóvenes estudiantes que identifican las redes
sociales como el medio principal por el cual consiguen sus primeros trabajos.
Las redes sociales son el elemento por excelencia de reproducción de las
desigualdades sociales (Jacinto, 1996). Redes que están vinculadas con los grupos
sociales afines a su ámbito socioeconómico.
Es decir, que los jóvenes de los
sectores bajos son los más perjudicados. Estudios realizados en los últimos
diez años demuestran que el itinerario laboral de los jóvenes en situación de
pobreza es recorrido con escasos grados de libertad (Jacinto, 1991; Mekler,
1991; Gallart, Moreno, Cerruti y Súarez, 1992; Macri y Van Kemenade, 1993;
Moreno, Suárez y Binstock, 1994; Jacinto, 1995).
La inserción temprana en
ocupaciones precarias, inestables y poco calificadas está en relación con una
identidad que se construye sobre la base de otra serie de precariedades:
pertenecer a barrios marginales y viviendas precarias. Varias investigaciones
mencionan que cuando más restringida es la red de relaciones sociales, menores
son las oportunidades del joven, especialmente en contextos desfavorables.
Por otro lado, los jóvenes de los
sectores populares y medios, buscan distinguir entre lo que les da una salida laboral segura
(vinculada con carreras más tradicionales) o salidas laborales más novedosas,
como por ejemplo, música, chef, imagen y sonido, etcétera.
Algunos, también se ven
terminando la carrera universitaria en cinco años, pero en menor medida se ven
trabajando con cierta inestabilidad económica personal que les imposibilita
independizarse de sus familias. En muy pocos casos se ven viviendo solos. En
este grupo de jóvenes, la proyección a futuro en tanto autonomía familiar e
independencia económica es más difusa. De hecho en algunos jóvenes de sectores
medios les cuesta proyectarse a futuro o dudan lo que podrían estar haciendo.
Es como que el futuro es más incierto y que requieren un tiempo mayor que los
jóvenes de sectores altos para lograr plena independencia económica y familiar.
¿Cuáles
serán los profesionales más demandados por las empresas y los mejor pagados? El
informe ‘Los + buscados de 2012’
señala que figuras como el consultor
SAP (que implanta las aplicaciones de negocio para gestionar las
empresas) o el Market Manager (sobre
todo en las firmas vinculadas al turismo) cobran cada vez más importancia.
También el Responsable de compras (controla
los costes, de ahí su actual valor). Adecco subraya que son igualmente
demandados los perfiles técnicos: Ingenieros
de telecomunicaciones y de calidad siguen siendo básicos en las
organizaciones, mientras que el sector industrial tendrá que seguir echando
mano de los Ingenieros de
producción y producto.
Quienes están sorteando mejor la
crisis son los sectores de la informática, las telecomunicaciones y los contenidos
multimedia. Lo que está claro es que la demanda de trabajadores con
conocimientos de idiomas sigue incrementándose según dicho informe. El inglés
no abandona el puesto ‘top’ de la lista, si bien el francés gana algo de
terreno, pues hoy por hoy constituye un valor añadido que no todo profesional
puede aportar. Y no hay que perder de vista otros idiomas como el chino, el
japonés e incluso el árabe, pues crecen los puestos de trabajo que los incluyen
como mérito o requisito.
Para Javier J Navarro,
La educación superior o terciaria,
(universidades principalmente) se va volviendo cada vez más cara. La subida de
las tasas universitarias en España o en Reino Unido lo muestran. Aún así la
educación superior en Europa resulta muy barata si la comparamos con lo que
cuesta en Estados Unidos, donde un título universitario puede conllevar una
deuda del tamaño de una casa.
El gran
contraste frente a ello son las plataformas gratuitas online que
están desarrollando algunas universidades de prestigio. He
mencionado alguna vez MITx, que ahora se ha convertido enEdX al incorporarse Harvard y Berkeley en
el proyecto. Por otro lado está Coursera,
que incluye a Stanford, Caltech, Princeton y otras cuantas universidades de
prestigio. Ambas plataformas ofrecen cursos equivalentes a los de sus
universidades online y gratuitos.
Creo
que no queda mucho tiempo para que estas universidades empiecen a emitir
títulos legalmente reconocidos como oficiales. De momento por parte
de EdX se empiezan a emitir certificados. La pregunta es cuánto tiempo queda
para que estas plataformas puedan emitir títulos, porque ya existen
universidades a distancia desde hace mucho tiempo.
En Venezuela, nos han acostumbrado
a la titulación y de allí que aún queden muchos jóvenes más pendientes del
título que de los conocimientos, lo cual es lamentable, ya que el futuro se nos
ha hecho presente y la tecnología es la principal herramienta para formarnos en
los nuevos modelos educativos, que evitan la obsolescencia prematura del
talento humano y permiten la adquisición de saberes acordes con los desarrollos
tecnológicos e industriales de las organizaciones laborales.
En sociedades distintas y en la
nuestra, ya son muchos los patrones que prefieren un certificado CISCO o
MICROSOFT, por decir algunos, que a un egresado universitario del sistema
tradicional, formados con pensa obsoleto o no actualizado. Esas personas
certificadas por esas universidades laborales, han desarrollado competencias
acordes para su exitoso desarrollo en el campo laboral y en la mayoría de los
casos, como consecuencia de una transdisciplinariedad emergente que termina
dando origen a nuevas disciplinas dentro de la ciencia, la tecnología y la
administración de empresas.
De allí, que en Venezuela hoy se
ofertan alternativas a la titulación universitaria, tales como las insignias,
la certificación de competencias, los diplomados y la educación continua.
Frente a estas circunstancias, la universidad tradicional se ha visto en franca
desventaja y hasta ahora, la respuesta no ha sido la esperada por muchos jóvenes
y empresarios.
Se ha comenzado a desarrollar la
cultura del emprendimiento como forma de paliar todas las crisis juntas por
parte de los jóvenes necesitados de incorporarse la mercado laboral, dejando de
lado las profesiones tradicionales y la titulación universitaria, que ya no
genera las mismas ilusiones que generaba 20 años atrás y para muchos, cuando se
busca un título universitario, pues entonces hay que buscarlo con validez
internacional y debidamente apostillado.
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