La palabra crisis nos representa una connotación negativa o de
negatividad, sobre todo en este 2016 plagado de situaciones adversas que
han generado situaciones de impacto
psicológico adverso en muchas personas, producto de la violencia, los excesos,
informaciones encontradas y contradictorias, escasez, hambre,
desabastecimiento, hiperinflación, devaluación, falta de seguridad y otros tantos factores que
hacen a la cotidianeidad un campo de guerra diaria que nos obliga en términos
de supervivencia.
Sin embargo para ilustrarnos un poco, vamos primeramente a revisar el
origen etimológico de la palabra crisis: “crisis” viene del griego, donde
encontramos exactamente el mismo término (“κρίσις”): con el significado de
“separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”, “disputa”,
“decisión”, “juicio”, “resolución”, “sentencia”.
En principio, esta palabra no tiene un significado negativo. La crisis es
el momento en que la rutina ha dejado de servirnos como guía y necesitamos
optar por un camino y renunciar a otro. Naturalmente, esta decisión ha de
hacerse de un modo prudente, teniendo en cuenta las consecuencias de cada
alternativa. Por eso es necesario elegir con criterio, otra palabra griega que
aparece en este contexto (“κριτήριον”, “criterion”) con el significado de
“tribunal de justicia”. Como es obvio ningún tribunal debe dictaminar al buen
tuntún y aquel capaz de juzgar con conocimiento y criterio, el que sabe tomar
la decisión correcta, es el crítico (“κριτικός”, “capaz de juzgar”).
Etimológicamente al menos, crisis es todo lo contrario a aceptar un
destino inevitable. El tiempo de la crisis es el de la decisión, la
inteligencia y la valentía. Ante una crisis social o política, la decisión
sobre el camino a tomar depende de quien tenga el poder y la capacidad de
convencer a los demás. (tomado de: https://patiodefilosofos.wordpress.com)
Para Wikipedia: es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una
realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución; especialmente, la
crisis de una estructura. Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen
siempre algún grado de incertidumbre en cuanto a su reversibilidad o grado de
profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas como las
físico-químicas. Si los cambios son profundos, súbitos y violentos, y sobre
todo traen consecuencias trascendentales, van más allá de una crisis y se
pueden denominar revolución.
Las crisis pueden designar un cambio traumático en la vida o salud de una
persona o una situación social inestable y peligrosa en lo político, económico,
militar, etc. También puede ser la definición de un hecho medioambiental de
gran escala, especialmente los que implican un cambio abrupto. De una manera
menos propia, se refieren con el nombre de crisis las emergencias o las épocas
de dificultades de la crisis.
Para http://definicion.de/crisis/#ixzz49xr6cBUQ,
desde un punto de vista psicológico, las crisis son tan comunes como necesarias
para el desarrollo de una persona, y no siempre se trata de cuestiones
negativas o tan evidentes como las expuestas en los párrafos anteriores.
Cualquier obstáculo que se nos presente en la vida, por pequeño e
insignificante que parezca a simple vista, representa un desafío que, de ser
resuelto y superado, nos llevará a una nueva etapa en el espiral de nuestro
crecimiento.
Frank Pittman habla de Cuatro Categorías de Crisis, las cuales están
basadas en la naturaleza de la tensión, se presentan 3 de ellas:
1. Crisis
Circunstanciales: Son accidentales, desgracias inesperadas, apoyadas en un
factor ambiental. Presentan un estrés manifiesto, imprevisible y surge de
fuerzas externas, ajenas al individuo y a la familia. Slaikeu hace la siguiente
lista de categorías de crisis circunstanciales
Enfermedades
físicas y lesiones:
Cirugía, pérdida de
un miembro del cuerpo, enfermedad que amenaza la vida, incapacidad física
Muerte inesperada:
Accidentes fatales,
enfermedades mortales, homicidio, suicidio
Crímenes:
Asalto (robo,
violación); violencia doméstica (niño y/o cónyuge maltratado/abuso;
encarcelamiento/libertad de delincuentes
Desastres naturales
y provocados por el hombre
Incendio,
inundación, tornado, huracán, accidente nuclear, desastre aéreo
Guerra y hechos
relacionados:
Invasión u otra
acción militar, toma de rehenes, prisioneros de guerra, [terrorismo]
Familia y economía
Contrariedades
económicas (inflación, desempleo), migración/reubicación, separación, divorcio
2. Crisis
de Desarrollo: Pueden surgir a raíz de factores biológicos y sociales, más que
de la estructura familiar. Los eventos precipitantes de este tipo de crisis
tienen que ver con los procesos de maduración.
Por lo tanto, tienen el potencial de trasladar al individuo y a la
familia a otro nivel de madurez y funcionamiento. Evolucionar como familia es natural, y también
es natural que haya resistencia a adaptarse a las nuevas etapas. Son normales, universales y por ende,
previsibles. Las crisis de desarrollo habituales abarcan el matrimonio, el
nacimiento de hijos, el comienzo de la edad escolar, la pubertad, la
independencia de los hijos y su posterior abandono del hogar, el
envejecimiento, la jubilación, la decadencia y la muerte de los padres.
3. Crisis
Estructurales: Son aquellas crisis concurrentes en las que se exacerban de
manera regular determinadas fuerzas, Brotan de las tensiones ocultas que no se
han resuelto y que están subyacentes. Se producen como un intento para evitar
el cambio. La crisis sería como esos
terremotos que surgen periódicamente, producto de fuerzas internas profundas.
Otros tipos de crisis:
· Crisis económica o Crisis financiera: Es la fase más depresiva de la
evolución de un proceso económico recesivo. Por recesión se entiende el movimiento cíclico
descendente. La
crisis económica afecta en mayor o menor grado a todas las personas, incluyendo
a las personas que inicialmente tienen una buena posición económica. Con la
crisis económica muchas personas se quedan desempleadas, debido a que los
empresarios no soportan el pago de los insumos conjuntamente con el pago de los
salarios a los trabajadores de toda la plantilla.
· Crisis política: se designa como una coyuntura compleja en el marco del
proceso político. Como tal, una crisis política es un proceso donde se altera o
rompe el normal funcionamiento del sistema político y
de las relaciones entre los actores políticos y sociales que lo componen,
produciendo, durante un determinado periodo de tiempo, momentos de
incertidumbre e inestabilidad institucional, hasta producirse el reacomodo del
sistema a las nuevas condiciones. Una crisis política es básicamente una crisis
de legitimidad, siendo que la política es la institución de representatividad
por excelencia de una sociedad, donde se ven reflejados sus valores e
intereses. El descontento, la desconfianza, la desaprobación o el
desconocimiento de los representantes políticos, así como las tensiones,
disfunciones y contradicciones que en el seno de la sociedad se han ido
acumulando, son algunos de los primeros indicios que una crisis política se
avecina.
· Crisis sanitaria: Una crisis sanitaria o de salud pública es una
situación de alarma o complicada del sistema sanitario que afecta a una o
varias zonas geográficas, desde una localidad concreta hasta abarcar a todo el
planeta. Suelen originar pérdidas en salud, vidas y dinero, pero a veces, se
aprovechan maliciosamente con beneficios políticos o industriales. Su gravedad
se suele medir por el número de personas afectadas, por su extensión
geográfica, o por la morbilidad o mortalidad del proceso patógeno que lo
origina
· Crisis social: La crisis social tiene que ver directamente con la
existencia de la gente cada día más pobre, cada día con menos esperanzas. Gente
que no consigue comida, ni trabajo, ni vivienda, ni salud, ni transporte, ni
educación, ni recreación, ni jubilación. El principio básico de igualdad de
oportunidades sobre las que debe fundarse una sociedad democrática y de
justicia no puede materializarse si el estado no actúa para ayudar y proteger
para que la gente, con su propio esfuerzo, pueda salir de la pobreza de forma
definitiva, porque solo así se logra promover y respetar la dignidad de cada
persona.
· Crisis emocional: es un estado temporal de trastorno y desorganización
emocional, caracterizado por la incapacidad del individuo para enfrentar una
situación particular y obtener un resultado positivo o dar alguna solución al
problema. Los sucesos precipitantes son universalmente impactantes, de modo que
casi siempre son capaces de precipitar una crisis: desde la muerte del cónyuge,
la separación marital, la muerte súbita de un familiar cercano, lesiones
personales o una enfermedad grave, un fracaso económico, un secuestro; hasta la
jubilación, un embarazo, cambio de trabajo o de residencia, pueden generar
situaciones de crisis.
La angustia sicológica producida por circunstancias
que impactan la cotidianidad del ciudadano, tales como:
Ø La alarmante
disminución del poder adquisitivo del salario, derivado de la incontrolada
inflación.
Ø El
desabastecimiento de alimentos y otros artículos de primera necesidad, aunado a
la excesiva cantidad de horas dedicadas a hacer colas para intentar
conseguirlos.
Ø El deterioro del
sistema de salud y la grave escasez de medicinas e insumos médicos necesarios
para atender las enfermedades y sus emergencias.
Ø La agudización de
la polarización y el daño a la convivencia.
Ø El aumento de la
criminalidad, la violencia social, judicial y policial; la corrupción y la
impunidad;
Ø El ambiente de
constante crispación en la confrontación política y la escalada de los
discursos violentos, y
Ø La censura en sus
diferentes expresiones, la delación, la persecución y criminalización de
ciudadanos y organizaciones cuando, apegados a la Constitución, ejercen su
derecho a la protesta pacífica.
Está incidiendo directa y negativamente en la salud física y psicológica de
los ciudadanos, generando angustia, miedo, ansiedad, depresión, indignación,
enfermedades psicosomáticas, inseguridad ante el futuro, agresividad,
desesperanza, apatía, repliegue individual y reducción de actividades en
espacios compartidos. Estas son algunas de las expresiones individuales,
familiares y colectivas de la población venezolana ante la incertidumbre y
anomia generadas por una crisis socio-económica y política que sigue
agravándose, en un ambiente de inestabilidad y conflictividad crecientes.
La Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) con la finalidad de
contribuir en el manejo de la actual situación país por parte de los habitantes
de Venezuela, ha colocado a disposición de todos el: “Decálogo de recomendaciones
para los tiempos que vivimos”, preparado por la Red de Apoyo Psicólogico de la
Universidad Central de Venezuela y la Federación de Psicólogos de Venezuela. Es
un material gremial al que he llamado en este post: “10 conductas positivas
para contrarrestar la crisis en Venezuela”, con el fin de hacerlo más
accesible:
1.
Evite seguir
el juego a políticos o líderes que acepten, utilicen o aprueben lenguaje o
actos violentos. Ejerza su derecho a expresarse sin causar daño a otros, ni a la
planta física, ni al ambiente.
2.
Reduzca su
exposición a programas de TV, prensa o mensajes electrónicos que contribuyan a
la confrontación violenta, o la propicien en contenido o intención.
3.
Privilegie
los aspectos positivos que caracterizan nuestra identidad como venezolanos, en
las relaciones con las otras personas: la solidaridad, el respeto, la
hospitalidad, el buen humor, la generosidad, la tolerancia, entre otros.
4.
Preserve o
rescate sus espacios de intercambio más cercanos: familia, amigos, compañeros
de estudio o trabajo, vecinos. No permita que las diferencias políticas
lesionen sus vínculos o quebranten sus afectos.
5.
Rescate la
reflexión crítica como individuo y no se permita solidaridades automáticas,
emocionales, u obedientes no deliberantes.
6.
Respete la
diversidad, la opinión de los otros, la pluralidad, y acepte que siendo
distintos podemos funcionar en convivencia. Ser tolerante no implica estar de
acuerdo ni ser débiles, sino permitirnos convivir en respeto aunque no siempre
pensemos o sintamos igual.
7.
Impida hacer
de la política su único o principal tema de conversación. No la descalifique,
pero no la privilegie.
8.
Renuncie a
los odios y discrimine la información que recibe.
9.
Proteja de
esta confrontación a las próximas generaciones. Procúrese espacios y momentos
libres de temas políticos por el bien de los suyos y de Usted mismo.
10. Sea cuidadoso con los temas que conversa
con otros adultos, en presencia de niños; no menosprecie su capacidad de
compresión. En general, trate de mantener a los niños fuera de la diatriba
política.
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