Después de ver como la naturaleza ha descargado su furia en distintos lugares del continente y especialmente en algunas áreas del país, produciendo desastres y desolación en la población afectada, además de una cantidad considerable de muertos y personas desaparecidas en conjunto con las pérdidas materiales y económicas que traerán en el futuro inmediato nuevos problemas, como posibles desabastecimientos de bienes y productos, especialmente de rubros alimenticios por las cosechas arrasadas, debemos preguntarnos, ¿Por qué la naturaleza se ha vuelto tan feroz?, ¿Cuál es la causa de este fenómeno?, ¿Hasta dónde somos responsables de esta reacción?, y así podremos hacernos cualquier cantidad de interrogantes, muchas de las cuales quedarán sin respuesta debido a que no hemos sido formados para ello.
La industrialización y desarrollo humano han buscado el confort y la calidad de vida, pero la emisión de gases, la tala indiscriminada, la desaparición de bosques que permiten el asentamiento de nuevas ciudades y de factorías industriales, la necesidad de proveer nuevos empleos, entre otras muchas variables, son causantes del efecto invernadero, del aumento de la temperatura global, del daño a la capa de ozono y estas consecuencias, producen a su vez otros fenómenos consecuencia, como los llamados, “el niño” y la “niña”, no siendo los únicos, pero si los más reputados.
Cuando surgió el movimiento Greenpeace, fue visto como algo utópico, surgido del seno de un grupo de personas catalogadas como rebeldes sin causa, llegando incluso a atacárseles físicamente, a descalificarlos y en algunos casos hasta a ser enjuiciados por sus acciones. Los llamados partidos verdes o ecológicos, han sido vistos en el ámbito político, como movimientos idealistas, más no ideológicos, que conforman parte de la pluralidad, que en este sentido debe existir, pero no como alternativas reales para la conformación de un mundo equilibrado entre la naturaleza y el desarrollo humano.
La gerencia, vista esta, como el hecho que permite la gran toma de decisiones para lograr los objetivos propuestos, hasta ahora, no ha tomado en cuenta de manera seria, las consecuencias de sus acciones y su impacto ambiental, ya que la formación recibida en el pasado reciente, se enfoca en el aprendizaje de las ciencias y las técnicas que le provean al Gerente, las herramientas o los insumos necesarios para cumplir sus tareas de forma eficiente, pero sumido únicamente en su campo de acción, sin percatarse de las consecuencias o el impacto ecológico que su labor tiene para el planeta.
Es por ello que a partir de ahora, cuando aún no es tarde, debemos incorporar en el proceso de formación gerencial, cátedras dedicadas a desarrollar la conciencia ecológica y a su vez, en cada una de las cátedras que ya forman parte de este componente, aspectos de concienciación gerencial sobre las consecuencias que para la naturaleza tiene, cada una de las decisiones tomadas, ya que todas ellas, bien sea en conjunto o de manera individual, van a generar de manera directa o indirecta algún impacto ambiental, el cual generalmente es de índole negativa.
Cuando impulsamos la aceptación de algunos cambios gramaticales, como por ejemplo el uso de palabras como liderar, optimar, concienciar, entre otras, estamos haciendo gerencia ecológica, ya que cada letra suprimida sin cambiar el sentido de la palabra, significa menos tinta, menos papel y como consecuencia menos árboles talados y por tanto, preservación de los bosques y espacios naturales que permiten mantener pulmones vegetales, los cuales a su vez inciden de manera directa y positiva en el cuido del medio ambiente y por tanto en la disminución del daño al planeta.
Pero también, se deben abrir espacios de discusión para tratar desde ópticas distintas, este delicado tema, ya que el problema forma parte de nuestro ciclo existencial y por tanto debe ser considerado un problema de todos, tal como se entiende, cuando utilizamos el criterio de desarrollo sostenible o desarrollo sustentable,
fuente: Wikipedia
formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas y que expresa: "satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades" y en este sentido el 1er CONGRESO DE ALTA GERENCIA EN EL CARIBE, (considerado como PIONERO), patrocinado por la Caribbean International University y que se llevó a cabo entre el 6 y el 8 12-2010, abrió espacios para esta discusión, en algunas de las ponencias presentadas, en las mesas de trabajo desarrolladas como espacio de discusión y en las tertulias informales llevadas a cabo entre los participantes de tan magno evento. Allí, ya se habló de la necesidad de una gestión educativa que incorpore este criterio, de una gerencia ecológica y del impacto del medio ambiente en la salud.
Sin embargo, creo necesario, que desde nuestros espacios CIDEC - CIU, debemos impulsar algunos encuentros y desarrollar conferencias que permitan el abordaje de este tema de manera crítica y analítica en los distintos niveles, ya que los aspirantes a Bachelor, Master y Doctor se ven afectados por igual por este fenómeno de cambio climático y son estos futuros profesionales y especialistas, los llamados a iniciar este nuevo ciclo de gerencia ecológica que permita en el futuro inmediato comenzar a revertir el daño hecho a la madre naturaleza.
Vaya desde este espacio, mi palabra de aliento y solidaridad para nuestra querida participante y empleada del CIDEC, Belkis Ruiz Tovar, afectada de manera directa por los hechos consecuencia de este fenómeno natural, y el llamado a todos quienes conformamos la comunidad CIDEC – CIU, para prestar nuestra ayuda material, además de la espiritual, a favor de Belkis y de los miles de afectados a lo largo y ancho del territorio nacional. La solidaridad es un valor expreso de quienes hacemos vida académica y administrativa en esta comunidad y por ello uniremos esfuerzos para ayudar a quienes hoy nos necesitan.
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