Fecha histórica
para nuestro país. Marcará un hito y representará el surgimiento de otra
Venezuela sin necesidad de cambiar de república, pero definitivamente el 8 O,
nada será igual, todo cambiará indistintamente quién gane. En caso de ganar el
continuismo, se profundizará la polarización, la división y hasta las actitudes
de rechazo hacia una parte de la población. Habrá que reponerse rápidamente de
la decepción y retomar la lucha por lograr el país que nos merecemos. Si gana
la alternativa de cambio, debemos luchar primero por borrar los antagonismos
recalcitrantes y radicales, cambiar el viejo esquema excluyente por uno
incluyente, darle cabida a todos y unirnos como una sola fuerza para comenzar
la rápida reconstrucción del país, pero en definitiva todo cambiará.
Debemos estar
preparados para afrontar con seguridad y optimismo esa nueva realidad y ese
nuevo escenario que encontraremos. Algunos celebrarán, otros llorarán la
derrota, pero sin duda alguna tendremos otro país, dentro de este mismo que
hasta ahora conocemos y amamos y debemos aforntarlo con lo mejor de nosotros como seres humanos y como ciudadanos.
La educación,
responsable de la formación de los ciudadanos del futuro y por ende de la
ilusión que habremos de venderle a las generaciones venideras, será la gran
protagonista de la titánica lucha que nos espera para lograr vencer las sombras
que se ciernen sobre el futuro inmediato. Debe diseñarse con la celeridad del
caso, un nuevo modelo educativo, acorde a las necesidades de país, debe
invertirse sin restricción en este sector si queremos apostar a una Venezuela
distinta.
Un modelo que
realmente sea incluyente y pertinente, acorde a los tiempos que vivimos, sin
rigideces, flexible para evitar la obsolescencia prematura del modelo y del
talento humano formado, cuyos contenidos no estén sesgados por personalismos
infundados por falsos libertadores ni elegidos convertidos en ayatolás. La
figura del líder supremo, debe ser suprimida de la mente de los educandos a
través de este nuevo modelo.
La inclusión,
igualdad y equidad deben ser los factores que sirvan de norte para despegarnos
del pasado reciente, ese pasado involucionante, destructor, desvalorizador,
excluyente, sembrador de odios y divisionista. El futuro debe ser la ilusión
del desarrollo, del retomar liderazgos educativos, científicos, gerenciales,
deportivos, policiales, de salud, de derechos fundamentales, de desarrollo
sostenible y ecológico, de empleos dignos donde no prevalezca la politiquería
sino la meritocracia, de la universidad productora de emprendedores y
profesionales generadores de nuevas fuentes de trabajo y saberes para el bien
del país y de la sociedad.
Es mucho lo que
está en juego el 7 O y por ello es desconcertante escuchar a jóvenes y personas
maduras expresarse con indiferencia sobre este hecho histórico. Es comprensible
que a algunos no les interese la política, pero nadie debería ser indiferente
ante el futuro del país, eso debe considerarse como un delito moral, aun
respetando el derecho individual, pero el colectivo se superpone a los
individualismos y así lo contempla la CRBV.
Cuando con
preocupación vemos las triquiñuelas y violaciones a leyes, reglamentos y la
propia CRBV, hecha por poderes público, personeros, representantes de esos
poderes y la complacencia del TSJ, los jerarcas de la Fuerza Armada, CNE, poder
legislativo y moral, solo nos queda expresar nuestra indignación por la vía del
voto y esperar que la conciencia de la mayoría de nuestros conciudadanos
entienda que no se trata de hombres a los cuales les vamos a expresar nuestros
favoritismos, sino de la más importante toma de decisión que como ciudadanos
nos corresponde en esta segunda década del siglo XXI, el futuro del país, de
las generaciones actuales y las venideras, es decir el legado que hemos de
dejar.
No estamos en
condiciones de seguir apostando al ensayo y al error, nuestros hijos, ni los
hijos de ellos nos lo perdonarán. Consciente estoy que en líneas generales no
se escarmienta en cabeza ajena, pero la destrucción de las instituciones, de
las economías y del futuro de países enteros debería servirnos de espejo, de
ejemplo y de modelo para ver los errores que nosotros no debemos cometer.
El cono sur ha
sufrido en demasía producto de la tozudez de la gente, de la apatía y la
indiferencia de sus ciudadanos y definitivamente ni para el análisis hemos
estudiado esas situaciones. Para muchas personas el ejército venezolano, forjador de libertades,
deberá revisarse crítica, profunda y concienzudamente, establecer un nuevo
modelo formativo y profundizar su sistema de selección. La marca dejada al
permitir que de su seno haya salido quien se empeñó en destruir, en
personalizar, dividir y perseguir la libertad de conciencia, de pensamiento, de
información y atentar contra lo más sagrado que como país tenemos, nuestra
constitución, para luego presentarse como salvador y perseguir la disidencia
por golpista, no será borrada tan fácilmente. No había terminado de borrarse la
negativa imagen dejada por la dictadura, cuando se encontraron con el anti
Bolívar tratando de reencarnarlo. Pasarán lustros y décadas luchando con esta
imagen negativa y buscando cambios estructurales para lograr superarla.
Sin buscar
cambiar de oficio ni profesión, no trato de convertirme en prestidigitador ni
adivino, la quiromancia y el tarot no son mis fuertes, el análisis es lo que me
ocupa y los futuribles lo que debo estudiar, por eso se que el 8 O es la fecha
clave para el futuro del país, la educación y la investigación, el desarrollo
pues. De allí se desprende el accionar que debemos repensar y desarrollar ante
los singulares hechos que vivimos y que nos permitirán ser los protagonistas de
ese futuro inmediato y escribir esta nueva página de la historia contemporánea
de este bello y gran país, que habrá de resurgir de la ignominia a la cual
intentó sometérsele.
Las relaciones
internacionales y los bloques de integración subregional habrán de redefinirse
con base en el adecuado manejo de nuestras riquezas del subsuelo, pero también
con una nueva visión de integración para el desarrollo conjunto, que permita a
este y a los pueblos hermanos alcanzar los niveles de calidad de vida que nos
merecemos, pero que nos han sido negados por los personalismos enfermizos y por
la mediocridad dirigencial basada en la filosofía del ahora nos toca a
nosotros.
La falta de políticas
públicas en materia de educación, salud y seguridad acordes al incremento
demográfico, deberán ser materia obligada y con características de urgencia,
sin caer en la gerencia de crisis, pero nuestros conciudadanos, la población,
las madres y padres que casi con gestos de desespero solicitan el cese de la
violencia física y la mortandad que recorre nuestras calles, impidiendo el
libre desenvolvimiento de los ciudadanos en todos sus ámbitos. Aquí vuelve la
educación a ser el eje transversal impulsor de ese cambio y para el desarrollo
de esas políticas públicas.
Este análisis no
busca sesgos, lo que sucede es que esta es la realidad encontrada, aun cuando algunos
la negarán y tratarán de desvirtuarla con escasos hechos de última hora, pero
la falta de un programa de gobierno por parte de quienes intentan perpetuarse, la
negación al debate y el reforzamiento a la política de imposición, no permite
contrastar propuestas y esto es totalmente entendible. Después de 14 años, se hace practicamente imposible ofrecer algo, para un futuro que se
les convirtió en pasado y que aún cuando intentan borrarlo, no pueden sacarlo
de la mente de quienes buscan un cambio de rumbo para dirigirse a un real
futuro. He de acotar que esta es la actitud tomada por una dirigencia que no
tiene como responderle a esa parte de la población, que buscando un mejor
futuro confió en ellos, pero hoy los hechos, los han devuelto a la frustración
sentida en ese pasado reciente y vuelven a sentirse como excluidos o ignorados
por las apetencias personalistas y el apego al poder para el disfrute de los círculos
íntimos, olvidándose de aquellos a quienes les prometieron cambios y que
creyeron en ellos.
Para esos
venezolanos, también debemos buscar otro norte, cambios incluyentes que
evidencien que no es el fanatismo por un hombre sino política de estado lo que
se busca en estos próximos años. Un proyecto de país donde sin divisionismos ni
odios, todos podamos coadyuvar en la construcción de la Venezuela distinta, esa
que soñó Bolívar y los demás héroes de nuestra independencia, hoy echados a un segundo
plano por los delirios de grandeza de alguien que extrapola hacia la
sociedad, la frustración surgida por la falta de cariño y alejamiento de los
seres queridos vivenciados durante su infancia, esa Venezuela distinta, nosotros
también la soñamos y anhelamos.
En fin, como
vemos, hemos de escribir esta nueva página de la historia y prepararnos para construir
un país distinto. El propio Libertador expresó el 15/2/1819: “Nada es tan
peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el Poder. El
Pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se
origina la usurpación y la tiranía”.
Para cerrar este escrito me apoyo en otras 3 frases del
Libertador que ilustran claramente lo que significa el 7 O y cuyas
consecuencias veremos el 8 O:
La hacienda
nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros
intereses deben demostraros el uso que han hecho de ellos. (2.1.1814)
La esclavitud es
la hija e las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su
propia destrucción: la ambición, la intriga abusan de la credulidad y de la
inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o
civil; adoptan realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la
Libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. (15.2.1819)
El sistema de
Gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible,
mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. (15.2.1819)
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