El post de este
mes, no es de mi autoría, es de Borja Prieto quién
dice: escribo este blog para ayudarte a crear tu empresa, aprovechando al
máximo tus recursos y procurando evitar los errores que otros hemos cometido. Se
trata de un artículo que considero de suma importancia ya que en el trata de un
modelo alternativo para la educación obsoleta y sin sentido que sigue
predominando dentro del sistema de educación formal.
A continuación,
transcribo el artículo completo, para la reflexión y para repensar nuestra
educación.
El problema
Escribí hace tiempo
que hoy un título universitario no te garantiza nada.
Es una consecuencia inevitable de la “universidad para todos”: cuando todo el
mundo puede ser titulado, ser titulado no te diferencia del resto, y por lo
tanto no te asegura un puesto de trabajo y mucho menos de directivo, como podía
hacerlo hace 50 años.
Las estadísticas
del tipo “los universitarios ganan x% más que los que tienen estudios
primarios” son ridículas, porque la correlación no implica causalidad. Ahí se
mezclan categorías profesionales diferentes en las que el título sí habilita la
diferencia (un médico gana más que un celador) con situaciones socioeconómicas
previas (el niño que será jefe en la empresa de papá estudia siempre una
carrera, pero no será jefe por universitario sino por hijo; el hijo de un
fresador tiene menos probabilidades de estudiar y muchas menos de llegar a un
puesto directivo). Y se puede triunfar sin carrera, si queréis un ejemplo
podéis aprender coneste vídeo de José Cerdán en Iniciador.
Ya sé que hay quien
hace una carrera “para aprender”, “por la cultura”, pero este post no va de
esto. Si te gusta la literatura búlgara del siglo XII puedes estudiar
Filología, pero ya sabes que eso es una afición que muy difícilmente te
conseguirá un empleo en ese campo.
Hay otro problema
más profundo, que explica muy bien Seth Godin en su manifiesto “Cerebros Lavados”:
en realidad la educación universitaria está pensada para crear empleados que
encajen como engranajes en grandes empresas, siendo piezas previsibles de una
maquinaria previsible que funciona con rígidos procesos determinados desde
arriba. Ahora el mundo ha cambiado, las fábricas están en China, no hay nada
previsible y tu formación para encajar en el mundo del siglo XX cada vez tiene
menos valor en el siglo XXI.
La cuestión
entonces es ¿invierto 4 años de mi vida en algo que no me garantiza un futuro
mejor? Bien, un título universitario, si no es suficiente, sí es necesario para
acceder a determinados puestos. No solo es requisito para opositar a los
cuerpos superiores de la administración, sino que en muchas empresas el título
universitario puede ser un condicionante para entrar y para tus posibilidades
de promoción. Además, la cultura está bien, y probablemente aprenderás cosas
interesantes en la Universidad. Incluso tienes la oportunidad de conocer gente
interesante también.
Solo es cuestión de
plantearte tu etapa universitaria de la manera que sea más provechosa para ti, y no hacer las cosas como todo
el mundo espera que las hagas.
Objetivo
Lo primero que
debes tener claro al empezar la universidad es cuáles son tus objetivos. Si se
trata de entretenerte y retrasar el paro cuatro años, o de cumplir con las
expectativas de tus padres, empezamos mal. Tu objetivo más bien debe ser
mejorar tu empleabilidad: debes acabar la carrera con más posibilidades de ser
contratado y con mejores perspectivas de sueldo que cuando empezaste.
Conseguir ese
objetivo tiene requisitos, sea cual sea la carrera elegida:
· Terminar en cuatro
años, ni uno más. Que ya son muchos, y todo el tiempo de más que dediques es tiempo de
tu vida que pierdes. Pierdes también dinero: si dejas de ganar 15.000 euros en
un año, eso es lo que te está costando ese año de más que dedicas a la
universidad. Y pierdes empleabilidad: salvo excepciones justificadas, las
empresas prefieren contratar a alguien que ha acabado su carrera en el tiempo
previsto.
· Establecer
relaciones con gente interesante. No solo con tus compañeros de
carrera, sino con profesores, con alumnos de otras carreras, incluso de otros
países. No olvides que una de maneras más comunes de encontrar un empleo es
mediante tu red de contactos, así que cuanto más amplia sea, mejor.
· Diferenciarte del
resto de alumnos. Si ya hemos dicho que un título universitario no te garantiza un
puesto porque no te hace diferente, debes conseguir ser diferente por otras
vías.
Hacks
1. Elige una carrera fácil.
Salvo que tengas
una vocación muy clara para una profesión a la que solo puedes acceder con un
título concreto, para la mayoría de los puestos de trabajo un título concreto
es muy poco relevante.
Lo del prestigio de
una universidad concreta o de una carrera es muy relativo, suele ser una cosa
de insiders, que rara vez trasciende fuera del ámbito
universitario. Lo que te clasifica es si tienes un título o no lo tienes, no si
tienes el título en Economía Empresarial por la Universidad de Cuenca o el de
Empresariado Económico por la Universidad de Ciudad Real.
Además, los
directivos que te seleccionan probablemente ni siquiera conocen los títulos de
Grado que han surgido como setas abonadas por Bolonia, así que no te creas eso
de “esta es una carrera muy prestigiosa, la nota de entrada es un 8.2, nuestros
graduados van a tener ofertas de empleo a porrillo”.
2. Elige una carrera con nota de entrada
de 5.
En general está
ligado a ser una carrera fácil, pero no siempre. ¿Por qué te conviene que la
nota de entrada sea baja? Porque probablemente muchos de tus compañeros serán
torpes y malos estudiantes, que han entrado en esa carrera porque no les ha
quedado otra opción. Lo que significa que tú puedes destacar con poco esfuerzo.
Si te matriculas en
una carrera que exige un 9 para entrar, estarás rodeado de empollones que
subirán la nota de aprobado, y te pasarás cuatro años dejándote la piel para
ser simplemente mediocre. Con lo cual, no podrás dedicar tiempo a lo que
realmente puede diferenciarte y serás un mileurista más.
3. No te esfuerces por sacar buenas notas
Lo que tienes que
hacer es aprobar todo en su momento, cualquier nota por encima del aprobado es
un desperdicio de esfuerzo que nadie va a valorar fuera de la Universidad. Tal
vez una nota media de matrícula pueda ser impresionante, y tal vez te consiga
un primer trabajo. Pero si no eres un genio que puede conseguir esa nota con
poco esfuerzo, te va a ser más rentable dedicarte a otras actividades más
productivas.
4. No vayas a clase más que lo
estrictamente necesario
El formato de clase
magistral que sigue imperando en la universidad es un desperdicio de tiempo en
la mayoría de los casos. Procura en los primeros días de clase descubrir qué
profesores enseñan de verdad (que serán los menos) y qué profesores se limitan
a verter información en forma oral que puedes conseguir fácilmente pidiendo los
apuntes a un compañero aplicado, de los que se sientan siempre en primera fila.
Ahora con la
adaptación a Bolonia hay quien controla más la asistencia, pero siempre que
puedas, escapa del aula. Y si es preciso asistir llévate el portátil o un
libro, siéntate detrás y dedícate a algo útil.
5. Aprende a presentar tus trabajos con
limpieza
La estética es
fundamental tanto en los exámenes como en los trabajos que te encarguen. Un
documento legible, sin tachones, estéticamente agradable consigue mejor nota
que otro con el mismo contenido pero que aparente estar hecho por un orangután
que ha tomado demasiado RedBull. Los profesores son humanos, tienen que
corregir muchos trabajos, y es normal que se dejen influir por la apariencia
externa de los mismos.
Si es preciso,
práctica tu caligrafía, y aprende un poco de tipografía y de diseño para
presentar documentos electrónicos que ganen puntos antes de empezar a ser
corregidos.
6. Practica técnicas para optimizar tu
tiempo
Independientemente
de lo que estudies, tendrás que leer mucho y memorizar mucho. Hay técnicas para
ser más eficiente en ambas cosas, que pueden ahorrarte muchas horas de
“trabajo”. Y son técnicas que te servirán toda la vida, también en tu futuro
profesional. Aprende alguna de ellas y aplícala.
Optimiza también tu
tiempo de estudio. No deberías estar horas delante de los libros (o del
ordenador). Plantea tus objetivos antes de empezar a estudiar, márcate un
tiempo para conseguirlos. Evita las distracciones en ese tiempo, si es preciso
estudia fuera de tu casa o donde te sea más fácil concentrarte.
7. Ve al día
Si vas a clase,
presta atención y procura aprender todo lo posible en ese momento. Eso y un
pequeño repaso diario te evitarán tener que hacer un sobreesfuerzo cuando
lleguen los exámenes. Si no vas a clase y consigues los apuntes por otra vía,
procura leerlos y entenderlos cada día. Aunque sea pesado, al final dedicas
menos tiempo a estudiar qué encerrándote dos o tres semanas en época de
exámenes.
8. Date a conocer
Procura que los
profesores te conozcan: participa en clase, plantéales dudas interesantes,
pídeles ayuda o asesoramiento sobre algún aspecto concreto de la asignatura…
Recuerda que son humanos, y que si a la hora de corregir les suena tu nombre
será más fácil que vean tu trabajo con buena predisposición.
9. Trabaja de voluntario en un proyecto
internacional
Si estabas pensando
que todo el tiempo que ganas estudiando una carrera fácil, dedicándole el
mínimo esfuerzo y saltándote clases era para hacer botellón, te equivocas. De
lo que se trata es de aprovechar el tiempo recuperado para hacerte único. Y una
de las maneras es participar en un proyecto internacional.
Un ejemplo fácil
para los informáticos/telecos: implícate en un proyecto de software libre. Lo
ideal es uno de tamaño medio, que sea relativamente conocido pero que no esté
tan masificado que no tengas una oportunidad de que tus colaboraciones sean
aceptadas.
En cualquier otro
ámbito, seguro que encuentras una ONG, un medio de comunicación (muchos admiten
colaboraciones gratuitas) o un sitio web en los que puedes hacer algo provechoso,
para otros y para ti. Es importante que el proyecto sea internacional, porque
el objetivo de esto es doble: proporcionarte una experiencia que pueda ser
valorable para un futuro empleador y mejorar tu inglés.
10. Aprende
un tercer idioma.
Otra de las cosas a
las que debes dedicar tu tiempo es a aprender un tercer idioma. El inglés es
necesario pero no suficiente, porque casi todos tus compañeros de clase manejan
un inglés decente. Así que olvídate de clases formales de inglés, que seguro que
ya has aprendido más gramática que la que estudió Sahkespeare en su día. A
partir de lo que te han enseñado en el colegio, el inglés se aprende
relacionándote con extranjeros, viendo series y películas en inglés y leyendo
en este idioma.
Tienes que destacar
por saber otro idioma. En orden de dificultad creciente: alemán, japonés, chino
mandarín. Tienes cuatro años para aprenderlo, tiempo suficiente para ir a
alguna academia que te ayude a empezar y buscarte la manera de practicar sin
que te cueste mucho dinero.
11. Escribe
un blog sobre tu futuro ámbito profesional
Puedes combinarlo
con Facebook, Twitter y lo que quieras, pero un blog sigue siendo una excelente
plataforma para compartir conocimiento. Digo compartir, porque no se trata de
que sueltes sermones en los que demuestres tu sabiduría, sino que a partir del
blog generes contactos con gente que se mueva en tu sector: posibles
colaboradores, posibles clientes, posibles empleadores…
Al principio puede
darte vergüenza escribir de algo sobre lo que todavía tienes tanto por
aprender, pero no tener ni idea de lo que escribes nunca ha sido obstáculo para
un blogger (no lo es para un periodista profesional, cómo lo va a ser para un
tipo que escribe en pijama desde su habitación). Bromas aparte, se trata de ir
aprendiendo según escribes, de los comentarios de los lectores, de lo que
investigas para escribir, de lo que lees a otros, etc.
Es fundamental para
conseguir credibilidad ser constante. No es preciso escribir todos los días,
pero no puedes tener el blog muerto durante meses. Por otro lado, puedes
aprovechar trabajos que hagas para la Universidad para reciclarlos como
entradas en el blog, y viceversa, así que no debería serte muy difícil escribir
un par de cosas interesantes a la semana.
12. Aprovecha
el verano para trabajar en el extranjero
Aunque suspendas en
junio, ahora no hay exámenes de septiembre, así que nada te impide coger la
maleta cada verano y pasarte dos meses fuera. Si encuentras trabajo de lo tuyo
estupendo, pero si hace falta dedícate a servir hamburguesas. Es una excelente
manera de practicar inglés sin que te cueste dinero, de conocer gente, de tener
experiencia que será útil para diferenciarte de la multitud que se pasa el
verano colocado en Ibiza o de botellón en el parque de al lado de su casa.
Y no vale como
excusa que debes descansar del esfuerzo del curso. Si con 20 años estás cansado
lo que debes hacer es ir al médico, no vegetar en posición horizontal.
13. Practica
un deporte todas las semanas
Yo soy partidario
del golf, en parte porque la inversión que haces ahora en aprender te servirá
cuando estés jubilado (cosa que no es probable si te dedicas al skate), en
parte porque refuerza capacidades como la concentración y la autosuperación, y
en parte porque puede ayudar en tu proyección profesional. Pero cualquier
deporte vale, si te ayuda a vivir de manera sana. Con 20 años, el cuerpo
aguanta casi todo lo que le echen, pero algunas cosas acaban pasando factura.
Hacer deporte con frecuencia te ayuda a mantenerte sano.
14. Evita
tener pareja estable
Sí, ya sé, el amor
es irresistible y todo eso, pero una pareja estable supone una gran demanda de
tiempo, y dificultará que puedas hacer otras cosas que recomiendo aquí como
irte dos meses en verano al extranjero. Tienes todo el tiempo del mundo para
sentar la cabeza cuando hayas terminado la universidad.
15. Vive
una vida interesante
Este punto de
alguna manera resume los anteriores. Estudiar una carrera supone que tienes
mucho tiempo libre. Por mucho que tengas que estudiar (que si has seguido los
consejos anteriores, no será problema). Tienes más tiempo del que tendrás en el
futuro cuando estés atado a una mesa de lunes a viernes, y tengas que dedicarte
además al mantenimiento de una casa y una familia. Aprovecha esa oportunidad
para vivir y tener experiencias.
Viajar, conocer
gente, trabajar, colaborar con asociaciones, implicarte en causas en las que
creas abrirá tu mente, te hará salir de tu pequeño mundo y descubrir que hay
gente que vive y piensa de forma diferente. Te abrirá nuevos horizontes y te
hará descubrir oportunidades que otros ni siquiera sospechan que puedan
existir. Te hará más valioso y menos manipulable por la primera empresa que te
ofrezca un contrato.
Tu título
universitario, por sí mismo, solo te conseguirá trabajos de becario, porque te
convierte en idéntico a otros miles de graduados que pueden trabajar de
becarios. El título demuestra que estás amaestrado, que sabes hacer lo que se
te ordena. Y ese es el tipo de trabajo que conseguirás, si no puedes ofrecer
otra cosa.
Depende de ti que
además del título tengas mucho más que ofrecer, que seas diferente y se te
considere como algo más que una pieza del engranaje. Que eres de los que tienen
iniciativas, de los que crean, de los que aportan valor.
En definitiva, que
seas una de las personas que se necesitan en el siglo XXI, y no uno de los
autómatas que había que crear en el siglo XX
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