El inexorable avance del tiempo nos coloca frente a la necesidad de
hacer fecunda nuestra imaginación y creatividad para dar respuestas exitosas a
las demandas de la sociedad. Ya se nos hace difícil reconocer el tiempo en que
vivimos, no sabemos si estamos en el futuro hecho presente o en el presente
hecho pasado, pero lo cierto del caso, es que tenemos un reto que afrontar y
este no es otro que atender los nuevos escenarios para la educación.
Trabajar la prospectiva en educación es poco menos que hacer realidad
las fantasías creadas en o por nuestras mentes.
Los niños y jóvenes son cada vez más de generaciones distintas a las de
sus maestros o profesores, lo cual viene incidiendo de manera negativa en el
rol del docente y en el papel del aula o del campus universitario.
El dominio y las destrezas tecnológicas mostradas por estos niños y
jóvenes son inversamente proporcionales a las mostradas por la generalidad de
los docentes y esto es producto de una diversidad de factores que son difíciles
de manejar. Entre los principales tenemos: nuestras universidades forman
profesionales para el pasado y no para el futuro y esto se debe a los diseños
curriculares y la bibliografía utilizada.
Es necesario este cuestionamiento
para poder entender que la velocidad a la cual se elaboran e imprimen los
textos o libros de papel, no permite cubrir la demanda que por vía tecnológica
tienen los educandos y por tanto se debe dar prioridad a las editoriales digitales
para poder satisfacer la creciente demanda de textos actualizados y que
permitan la educación en prospectiva. Igual sucede con los diseños
curriculares, la adaptación de los mismos a los tiempos de desarrollo tecnológico,
es impropia para atender el desarrollo de nuevos modelos en todas las áreas del
saber y esto es consecuencia del proceso paquidérmico que impera en los entes
encargados de las políticas públicas en materia educativa.
Aún seguimos manteniendo los 3 tipos de educación conocidos hasta ahora:
educación formal, no formal e informal con sus conceptos inalterables. Formal: “Sistema
educativo altamente institucionalizado, cronológicamente graduado y
jerárquicamente estructurado que se extiende desde los primeros años de la
escuela primaria hasta los últimos de la Universidad”.
No formal: “Toda
actividad organizada, sistemática, educativa, realizada fuera del marco del
sistema oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizaje a subgrupos
particulares de la población”.
Informal: “Proceso permanente en el que todo
individuo adquiere y acumula conocimientos, habilidades, actitudes y modos de
discernimiento mediante las experiencias diarias y su relación con el medio
ambiente”
La educación formal atiende los primeros estadios vitales: infancia,
adolescencia y juventud y es un derecho
de todos pero por diferentes motivos no llega a todo el mundo, es además
limitada en tiempo.
La educación no formal, va satisfaciendo de manera puntual y limitada en
el tiempo, las necesidades específicas de cada individuo a lo largo de toda la
vida, no se dirige de forma global a todos los individuos, sino que se centra
de forma especializada en colectivos determinados con el fin de satisfacer
objetivos concretos.
La educación informal estará presente a lo largo de toda la vida del
individuo y abarca a todo tipo de individuos y en todo espacio de convivencia.
Según M.Dolors Corretgé, la nueva
sociedad del aprendizaje exige un cambio radical en el planteamiento,
sistematización y organización de la educación que atienda a nuevos fenómenos:
1. La consolidación
del derecho a la educación y la democratización del acceso a ésta
2. Los cambios en la
estructura demográfica de la población 3. El avance de las nuevas tecnologías
4. Los grandes cambios políticos
5. La reorganización económica
6. Los cambios sociales y culturales
La interrelación entre todos ellos debe conllevar a cambios sin
precedentes, partiendo de la idea que se hace necesaria una educación a lo
largo de toda la vida y que esta debe ser vista como algo mucho más complejo
que la simple instrucción, ya que es un proceso permanente que guiará y marcará
la vida de cada aprendiz, por lo que debe entenderse que la escuela no es la
única sede de formación, ni ella puede aportar todo el bagaje cultural,
profesional y personal, necesario para el desarrollo de todo individuo.
Todo ello debido a que la educación debe atender de manera exitosa, la
satisfacción de una serie de funciones:
· Formación para la ciudadanía
· Preparación para la vida activa
· Integración en el grupo y la sociedad
· Desarrollo personal
Por tanto se hace
necesario cuestionar el rol que hasta ahora le ha sido dado al docente, ya que
para lograr los aspectos anteriores, se necesita algo parecido a un superhéroe,
pero nuestro docente, es un ser humano que con ahínco y dedicación se ha
preparado en condiciones inapropiadas para el exigente rol que la sociedad le
demanda, además de contar con remuneraciones que en ocasiones solo le permiten
cumplir con las necesidades primarias y secundarias, quedando las demás
necesidades de la pirámide de Maslow, en solo sueños inalcanzables.
Igual situación tenemos con las sedes educativas y los campus
universitarios, que a la luz de las insuficiencias presupuestarias, se hacen
invivibles para nuestros estudiantes por la falta de las comodidades mínimas y
la falta de dotación didáctica y tecnológica propia de los tiempos que vivimos
y que aceleran el proceso de deserción escolar como consecuencia del
aburrimiento y la insatisfacción.
A los factores anteriores, debemos agregar la visión errónea que se ha
desarrollado en el mundo educativo, al ser vista y percibida como una
obligación y no como el descubrir de los nuevos saberes y su aplicación para el
mejoramiento de la calidad de vida. Para los humanos, todo lo que les es
impuesto, tiene como reacción inevitable, el rechazo inmediato y por ello, la
educación vista como una obligación, tiene la batalla perdida aún antes de
iniciar actividades.
Mercé
Gisbert de la Universitat Rovira i Virgili, nos dice que: La llamada sociedad
del conocimiento gira alrededor de la revolución tecnológica y la
digitalización de todos los aspectos de la vida, a la vez que ha generado
importantes cambios en todas las dimensiones: económica, política,
sociocultural y educativa. Ha instaurado nuevas formas de aprender, de
comunicarse, de relacionarse; en definitiva, ha creado nuevos estilos de vida y
nuevas formas de aprender a aprender. Pero para poder entender, en toda su
magnitud, el significado de esta expresión hemos de considerarla desde las tres
acepciones que con más frecuencia se utilizan para denominar los efectos de la
tecnología: sociedad de la información, sociedad de la comunicación y la
sociedad red y de allí que, los grupos pequeños, la comunicación asíncrona, la
superación de las coordenadas espacio-temporales y unos proyectos formativos
orientados al estudiante y al proceso de comunicación didáctica, más que a los
contenidos, configuran un escenario de aprendizaje mucho más rico, pero a la
vez, mucho más complejo desde todos los puntos de vista.
Otro factor
importante según Gisbert, es el “Flipped Classroom” como un nuevo modelo de
aprendizaje mixto (blended learning), en el que la tecnología tiene un papel
fundamental y las horas presenciales de clase se utilizan para que el profesor
interactúe con los estudiantes y en el que es fundamental el tiempo de trabajo
de los estudiantes más allá del tiempo compartido con el profesor.
Nuestros estudiantes
no solo viven en una sociedad tecnológica, sino que también deberán trabajar en
ella. Por esta razón, tenemos la responsabilidad de ayudarles a adquirir no
solo las competencias específicas de los contenidos de su titulación, sino
también las competencias básicas necesarias, además de las específicas, para
poder enfrentar con éxito su desarrollo personal y profesional de una manera
crítica y a la vez constructiva. Es a estas competencias a las que la Dirección
General de Educación y Cultura de la UE (Comisión Europea, 2007) ha denominado
clave.
Pero ¿qué
son las competencias clave?: según la Comisión Europea (2007, p. 6), “... las
competencias clave son aquellas de valor particular, que tienen áreas múltiples
de utilidad y son necesarias para todos”. Estas han de aportar beneficios en un
amplio espectro de contextos y, por lo tanto, han de ser aplicables a
diferentes y múltiples áreas del desarrollo vital.
El
desarrollo de esas competencias clave implica nuevos escenarios para la
educación y estos deben:
1. Permitir a los individuos que las
adquieren ayudar a mejorar el nivel de beneficios tanto económicos como
sociales.
2. Traer beneficios a una multiplicidad de
contextos y ser aplicables a diferentes áreas de la vida.
3. Reducir el énfasis en aquellas que se
consideran de uso específico para un oficio, profesión o situación vital en
particular.
En este
marco, la Comisión Europea (2007) define las competencias clave que se detallan
a continuación:
1. Comunicación en lengua materna.
2. Comunicación en lengua extranjera. 3. Competencia matemática y básica en ciencia y tecnología.
4. Competencia digital.
5. Aprender a aprender.
6. Competencia social y cívica.
7. Iniciativa y espíritu de empresa.
8. Conciencia y expresión culturales.
Estas
competencias claves deben verse desde el punto de vista holístico y ser
trabajadas de manera conjunta, en cuanto a formación y aprendizaje, ya que
ellas involucran la movilización de destrezas prácticas, así como habilidades cognitivas
y creativas, así como actitudes, motivación y valores.
Desde muchos
puntos de vista, las exigencias del actual mundo laboral y profesional implican
la creación de escenarios para la formación y el aprendizaje que cumplan con la
misión de preparar a los ciudadanos y futuros profesionales para solucionar
problemas reales en tiempo real y optimar al máximo el proceso de aprendizaje,
a la vez que construyen conocimiento y son capaces de retenerlo.
De igual manera, el continúo
avance de las TIC´s, la reformulación de los espacios formativos y las redes de
comunicación, permiten generar espacios para la inteligencia distribuida. De allí que
los procesos de simulación y la incorporación de casos de estudios a ser
resueltos de forma práctica, pasan a ser las nuevas herramientas didácticas de
preferencia para poder dar respuesta exitosa a esas demandas sociales.
La educación no presencial y
asincrónica, debe dejar de ser cuestionada y pasar a ser aceptada como
alternativa válida para todos aquellos aprendices digitales, a quienes los
métodos, sedes y campus tradicionales, les aburre y en contraposición, pueden
contribuir activamente a la deserción escolar.
El uso de
las TIC´s en el ámbito educativo, así como la llegada de estudiantes
alfabetizados digitalmente, conllevan a la necesidad de revisar y adaptar el papel
formativo de la educación con la inclusión de los escenarios y la simulación
como herramientas didácticas y procesos fundamentales para el aprendizaje.
Simulación y
escenarios en los cuales, el participante debe asumir nuevos retos durante el
desarrollo de su proceso de aprendizaje, así como permitir a las instituciones educativas,
tomar consciencia que no todo el proceso de aprendizaje se desarrolla en los
espacios educativos y por tanto, considerar las potencialidades de los
escenarios tecnológicos no solo para mejorar el nivel de innovación, sino también
para favorecer la capacidad de relación con el entorno y aumentar en
consecuencia, el grado de empleabilidad para un estudiantado acostumbrado al
hecho que, el uso de la tecnología, es una tarea cotidiana.
La educación, como sistema, proceso y
política pública, debe reconocer que no hay nada más desigual que tratar a
todos por igual, ignorando las diferencias propias existentes entre todos los
humanos y por tanto debe darle cabida a estos nuevos escenarios y nuevas formas
de permitir la formación personal y profesional, según sean sus intereses, a
aquellos disconformes con el sistema y modelo tradicional educativo.
Debe permitirse la incorporación en nuestras
universidades e institutos universitarios, de procesos de formación para
docentes capacitados en métodos y modelos educativos alternativos, que aseguren
el cumplimiento del precepto constitucional en cuanto al papel de la educación
en el marco de esta sociedad del futuro.